¿Nostalgia impulsada por la pandemia? Vinilo y casete, formatos que tienen su público en Córdoba

En paralelo a una caída cada vez más pronunciada en el consumo del CD como formato físico predilecto en la industria musical contemporánea, el vinilo y el casete han vuelto a cobrar trascendencia, más allá de ciertos nichos específicos.

En Córdoba, de hecho, hay más de un caso de emprendimientos personales de compra y venta que tienen a ambos formatos como parte de su oferta nostálgica (y no tanto).

Vinilo

El ejemplo de la disquería especializada en vinilos LP Records es elocuente en referencia al incremento que se ha generado en torno a una cultura que tiene cada vez más adeptos. Respecto a 2019, entre abril y mayo el local registró un 60 por ciento más de ventas, y actualmente se estabilizó en una cifra que oscila entre el 30 por ciento y el 40 por ciento más en relación con el año pasado.

“Mucha gente no tenía en qué gastar la plata”, explica Cruz Ataide, uno de los responsables de la tienda de discos ubicada en Alta Córdoba. “Un sector que estaba acostumbrado a ir a uno o a dos recitales por mes, a salir a comer, de repente se encontró con presupuesto a fin de mes, y se fue generando un hábito mayor de comprar discos”, explica el disquero.

“El melómano que gastaba plata en un recital ahora la gasta en un disco. De hecho, al principio de la cuarentena tuvimos muchas ventas de discos, y ahora ya se empiezan a vender más reproductores. Esto no se quedó en el que ya consumía desde antes, sino que mucha gente nueva empezó a sumarse. La comunión que se generaba con el artista en el vivo ahora pasa por un formato físico”, define Ataide, quien dice que al momento de inaugurar el local, en noviembre de 2016, lo tildaban de “loco”.

“La metodología de compra también cambió”, asegura sobre las costumbres surgidas al calor de la pandemia, y eso incluye el delivery como servicio extra de venta. “Tenemos un catálogo online con mucha información. Hoy la gente elige ahí y me hace el pedido”, define Ataide.

“No sé si esa gente va a volver al local. Hay muchos que sí, por la vivencia del intercambio de información, pero al nivel ventas todo mejoró a través de lo virtual”, dice.

“El segmento ya venía en alza desde antes de la pandemia”, acota Ataide, quien señala como dato central el hecho de que el sello Warner empiece a prensar muchos discos “internacionales” clásicos (de David Bowie, de Prince, de Fleetwood Mac o de Madonna) en Argentina. “Antes, esos discos venían importados; y ahora, por la demanda, se han vuelto a fabricar acá”, agrega, señalando que en esos casos los costos se reducen a la mitad.

Aunque sobre precios no hay nada escrito: “No hay lógica alguna en los precios. Hoy en día, encontrás de todo. Lo único que está más o menos regulado son los discos nacionales, que salen alrededor de 2.200 pesos. Hay discos importados que se venden en siete u ocho mil pesos”.

Casete

Por su parte, el casete también ha empezado a circular como un objeto cada vez más preciado, ya lejos de la indiferencia de otros tiempos, que llevó a que se dejara de lanzar música nueva por esa vía a comienzos de este siglo. Juan Cruz Sánchez Delgado es un fanático del formato que fue un paso más allá al iniciar la tienda virtual La Casetería, una suerte de espacio de asesoría y de divulgación para melómanos.

“Hoy está muy subestimado, pero muy pocos se acuerdan de la revolución que significó en cuanto a portabilidad y accesibilidad, y a la posibilidad de poseer canciones. Para los que crecimos en los ’80 y en los ’90, hay ahí un vínculo indestructible que va muy ligado a la nostalgia”, asegura el gestor, que entiende que con los CD no sucede lo mismo que con las cintas porque “son viejos, pero no son vintage”.

“Siempre hubo un nicho muy pequeño, pero se ha incrementado notablemente”, define Sánchez Delgado, mientras exhibe un catálogo amplio con títulos que cuestan entre 300 y 3.600 pesos, dependiendo de la edición y de su valor en términos de memorabilia.

“Hay coleccionistas de bandas que quieren tener los distintos formatos de edición de los álbumes. En general, suele ser la joyita que le falta a su discografía. Es un objeto muy preciado porque se dejó de editar. Muchas veces, ni se escucha ni se abre, es más un objeto de decoración que un soporte para escuchar. Incluso, hay clientes que lo compran y no tienen donde reproducirlo, pero es un objeto que los lleva de vuelta a su infancia o a su adolescencia”, describe el emprendedor, quien entiende que hoy son pocos los compradores que eligen el formato por sus prestaciones a nivel técnico.

“Actualmente, se están reeditando casetes, como la discografía completa en el caso de Björk o algunos álbumes, como en el caso de Beck. Esas ediciones, dada la devaluación de nuestra moneda, son prácticamente inaccesibles para los argentinos. Son muy pocos los casos de gente que compra reediciones importadas que, a veces, son más caras que algunos vinilos porque se importan específicamente a pedido”, ilustra.

De todos modos, para Sánchez Delgado el formato es lo de menos. De hecho, comparte su sorpresa respecto al buen rendimiento que tienen los CD que vende en su catálogo: “El norte es la música física en general, y no rivalizar con otros formatos, sino complementar y volver a esa experiencia que implica escuchar el álbum entero, disfrutar del arte de tapa y del recorrido narrativo que implica un álbum”.

Aunque las ventas en el local se recuperaron luegos de los primeros meses de aislamiento, la virtualidad impulsó aún más el consumo de este formato (Gentileza Agustin Casas Solaro)
LP Records abrió en 2016. Hoy es una referencia para conseguir vinilos y tocadiscos (Gentileza Agustin Casas Solaro)
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Los casetes son parte de la memorabilia de muchos (Gentileza, La casetería)
Los vinilos se convirtieron en objetos de culto (Pedro Castillo)
Los casetes son parte de la memorabilia de muchos (Gentileza La Casetería)
LP Records abrió en 2016. Hoy es una referencia para conseguir vinilos y tocadiscos (Gentileza Agustin Casas Solaro)
Aunque las ventas en el local se recuperaron luegos de los primeros meses de aislamiento, la virtualidad impulsó aún más el consumo de este formato (Gentileza Agustin Casas Solaro)
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