Déficit habitacional y promesas en veremos

El déficit habitacional en la Argentina se suma a otros indicadores que ponen al descubierto la inoperancia del Estado para dar respuestas a las necesidades elementales de las clases sociales más castigadas por las crisis económicas.

Es, también, un muestrario del fracaso de muchas promesas sobre planes de viviendas, que se difunden durante las campañas electorales pero que, a la larga, no se concretan por motivos diversos.

Junto a la pobreza que azota a millones de ciudadanos, es una de las mayores deudas sociales que atañen a las administraciones ejecutivas de orden nacional y provincial durante décadas.

Por citar uno de los múltiples proyectos que quedaron en veremos, basta recordar que en Córdoba poco se sabe del plan de 25 mil viviendas para la clase media que fuera promocionado hace dos años, como soporte de la campaña electoral del oficialismo provincial, que culminó con la reelección del gobernador Juan Schiaretti.

Queda a la vista que no se mensuraron las dificultades para acceder al crédito externo en tiempos en que la situación financiera del país se precipitaba al abismo. La irrupción del coronavirus en marzo de 2020 y su impacto demoledor en los planos sanitarios y económico complejizaron aún más el cuadro de carencias y de previsiones a corto plazo.

Pero lo cierto es que, más allá de esas contingencias, la ciudad de Córdoba viene de extenuantes dilaciones en materia de ejecución de proyectos habitacionales. Las defecciones verificadas en adjudicación de las casas del plan Procrear Liceo son ejemplos de gestiones fallidas.

A ello se añade la desaparición de la escena de los créditos hipotecarios de orden estatal y de la banca privada. Sólo restan, como una suerte de resaca, las más de 100 mil familias que en todo el país quedaron atrapadas por el incremento constante de los créditos UVA, con cuotas mensuales difíciles de afrontar para muchos segmentos de clase media.

Pero no todo parece estar perdido. La administración de Alberto Fernández mantiene en agenda, con renovadas promesas de financiamiento, el programa Casa Propia, una iniciativa a escala nacional que contempla 264 mil soluciones habitacionales entre este año y 2023.

La mala noticia para los cordobeses radica en que sólo será destinataria de mil unidades de ese núcleo de viviendas que, vale insistir, sigue en modo de proyección.

Habrá que puntualizar, además, que no se trata de viviendas sociales para sectores carenciados en el marco de una política subsidiada. Otra cuenta pendiente es la necesidad de dotar de un hábitat digno a los empobrecidos y excluidos del sistema.

Los programas nacionales implican el pago de las viviendas por parte del adjudicatario, con cuotas que se modificarán por coeficiente de actualización salarial. A todas luces, otra carga para muchas familias que, con las restricciones presupuestarias, pueden quedar entrampadas en los intereses devengados de las aludidas actualizaciones.

Es verdad que hay profusos planes habitacionales en agenda. Lo que urge es que se concreten en bien de enmendar una deuda social de viejo arrastre.