Cada vez más managers mujeres en la industria musical: un cambio de paradigma en marcha

Bandalos Chinos y Conociendo Rusia son dos de los artistas más reconocidos de la nueva canción pop argentina. Pero además de coincidir en un alcance cada vez mayor en materia de público y en la pregnancia de sus canciones, comparten otra cualidad: ambos proyectos están capitaneados por managers o representantes mujeres.

El dato no es menor teniendo en cuenta el proceso gradual de ampliación en materia de diversidad de géneros que vive la industria musical en los últimos años.

Más allá de Agustina Ruiz Teira (que además del grupo de Beccar trabaja con Barbi Recanati, Sara Hebe y Simón Saieg) y Margarita Bruzzone (que acompaña a Mateo Sujatovich y también es parte de los equipos de iLe, Kevin Johansen y Natalia Lafourcade), los ejemplos empiezan a multiplicarse.

Ganar terreno

Con referentes de distintas generaciones como Carmen Castro (la famosa “Negra Poli” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota), Ana Poluyán (histórica manager de Los Pericos y hoy también junto a Miranda!) o la más cercana Viviana Stallone (ladera de Natalia Oreiro o Marilina Bertoldi), este 2021 encuentra cada vez más nombres femeninos asociados al management musical. Básicamente, un puesto gerencial en el que se desarrollan tareas tan vastas como indescifrables, incluyendo el desarrollo de la estrategia de un artista, el acompañamiento humano o el planeamiento de toda su logística.

“Un artista es una empresa y necesita tener departamentos”, dice Bruzzone igualando el rol al de un jefe, “o jefa, en este caso”. ¿Su objetivo? “Traducir sus necesidades y hacerlas posibles, también conociendo las necesidades del público que tiene ese artista”, resume Margarita, quien celebra la llegada de más mujeres a ese ámbito de toma de decisiones en varios frentes.

Eso, que hasta hace algunos años chocaba con la predominancia masculina dentro de la industria, hoy parece evolucionar hacia una equidad más palpable. “Definitivamente es algo que cambió en los últimos dos o tres años”, señala la marplatense, que comenzó en el oficio junto a Los Tipitos a mediados de la década de 1990.

“A veces digo en broma que ‘estamos de moda’ y es fuerte eso. Al principio ponía un poquito de resistencia, pero después me di cuenta de que cuando se habla de un tema es porque hay que tratarlo”, argumenta Bruzzone, que con 45 años y más de 25 de experiencia es un faro para muchas colegas. “La aparición de más mujeres en la industria está siendo un alivio. Vamos ganando terreno y es interesante”, sentencia.

En esa misma línea, la cordobesa Hebe Sosa –quien trabaja con TOCH y Sabor Canela, además de destacarse como productora y agente de prensa desde 2009-, agrega una mirada fundamental: “Siempre hubo mujeres que estuvieron ‘detrás de’. Vecky Salerno, productora de Cosquín Rock, es la número uno a nivel nacional. Eso no se conoce y es porque en general la cara visible es un hombre. Ahora sí las mujeres estamos tomando el mando y yendo un poco más al frente”.

“Tiene que ver con el cambio de paradigma de una sociedad. Por ahí el promotor que antes ni se le ocurría hablar con una mujer para cerrar un negocio con una banda hoy no le queda otra”, plantea a su turno Ruiz Teira, quien trabaja desde hace más de una década en la industria como agente de prensa y comenzó a ejercer como representante en 2018.

“En los equipos técnicos también se nota y eso era muy difícil antes. La mujer arriba del escenario ocupaba el rol de corista, cuando no era una estrella pop. Y hoy me parece que hay de todo: músicas, cantantes, técnicas”, enfatiza. “Con Barbi Recanati lo noto mucho más. Tocamos en eventos que tienen que ver con el lesbianismo, donde sólo se pueden subir al escenario mujeres o trans y todas las personas trabajando en esas producciones son mujeres”, añade.

Margarita Bruzzone, en la foto junto a iLe, exmiembro de Calle 13. (Gentileza César Barrios)

Dificultades

De todos modos, el escenario de la equidad real todavía parece lejano, sobre todo a partir de la subsistencia de ciertas prácticas comunes en otras épocas.

“Me pasó hace poco: le dijeron al personal manager de Bandalos Chinos ‘hablemos entre nosotros, dejemos a las mujeres de lado’. Lo tomo como de quién viene, ¿no? Era un señor de más de 50 años que capaz no sabe que el mundo está cambiando. Pero todavía te encontrás con estas cosas. No deja de ser una realidad también”, sintetiza Ruiz Teira, quien sostiene que, pese a la fuerza del cambio, el machismo es parte de una matriz cultural difícil de erradicar.

“No es nada fácil. En el circuito musical en general los hombres se llevan mejor con los hombres, tienen otros códigos y otras maneras de hablar. Cuando se enfrentan a una mujer por ahí les cuesta un poco, desde negociar a ser más compinches”, agrega a su turno Sosa. “Tengo colegas que hoy por hoy ya no ejercen tanto porque se cansaron de remar frente a estas personas”, asegura Ruiz Teira.

“Todavía hay mucho camino por recorrer. De hecho el año pasado tuve un conflicto grande con un directivo de una empresa muy importante del sector”, ejemplifica Bruzzone. “Como me animé a confrontarlo y a avisar a su jefe que esto estaba pasando, después saltaron muchas mujeres que estaban sufriendo acoso laboral o ese lugar del macho con poder”, amplía.

Hebe Sosa, asistiendo a una compañera antes del show en streaming de Sabor Canela. (Gentileza Simón Templar)

Sororidad

Por supuesto, todas las entrevistadas coinciden en la importancia del feminismo como eje para repensar prácticas propias de una industria en la que la presencia masculina siempre fue mayoría.

“El feminismo es súper positivo y nos acompaña en todos los aspectos de la vida. No sé si nosotras tenemos más espacio a partir de esto, pero sí hay micro-momentos que, al haber una conciencia más generalizada de cómo tratar a la mujer que tenés al lado con más paridad, se nota que son distintos”, plantea Camila Costa, cabeza de Geiser Discos que trabaja junto al cordobés Juan Ingaramo. “No creo que haya abierto espacios, pero sí creo que nos ha hecho sentir más cómodas”, precisa.

“Siento que la música es un ambiente en el que se alzó mucho la voz, por lo tanto las personas que trabajan ahí están más empapadas de esas cuestiones”, agrega.

A su vez, destaca la “empatía” que se genera al compartir proyectos con artistas mujeres como Miranda Johansen, Feli Colina o Chechi de Marcos: “Los modos son distintos. Quizás las formas de comunicar son más cuidadas, o nos sentimos menos desafiadas y buscamos encontrarle la vuelta sin estar tratando de sacar ventaja. Hay una sensación de una energía más amable”.

Por su parte, la santiagueña Victoria Auad, creadora del festival Santiago Indie y representante de Telescopios desde 2020, asegura: “El feminismo ha sido la solución a un problema muy marcado y estructural de la industria de la música, fue como ver luz al final del túnel”. “Hemos podido empezar a hablar y a visibilizar todas las situaciones ‘normales’ que sucedían y que estaban muy mal”, añade.

En ese sentido, Hebe Sosa destaca la existencia de una red de contención local entre colegas vinculadas al trabajo en el ámbito musical. “Tenemos un grupo de WhatsApp de productoras, prensas y “aregandoras” de la cultura de Córdoba. Somos unas 100 y nos pasamos info como ‘esta persona labura muy bien’ o ‘este tipo es un machirulo’”, ilustra.

“Sabés que escribís algo por ahí y alguien te va a bancar”, confirma Auad, quien no duda en asegurar que es “un desafío constante” el moverse en ámbitos históricamente masculinos. También, que es necesario mirar hacia adelante con cada vez más inclusión: “Está bueno abrir el abanico, hablar de esto para que se contagie un poco y para que las mujeres y también las disidencias sepan que pueden trabajar dentro de la industria”.

A su turno, Bruzzone expone una reflexión que resume perfectamente un cambio de época que llegó para darle una bocanada de aire fresco a todo el ámbito cultural. “Creo que las mujeres rockeras, las músicas, no le abrieron tanto espacio a las nuevas generaciones. Y siento que desde el management tenemos que tener esa responsabilidad. Realmente nos potenciamos y las que estamos tenemos que unirnos a las que llegan, y acompañarlas de alguna manera”, cierra. 

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Agustina Teira Ruiz trabaja con Bandalos Chinos y Barbie Recanati, entre otros. (Gentileza Agustín Duserre)