Por qué puede ser bueno que un niño tenga tiempo para aburrirse

El aburrimiento parece estar muy infravalorado, y es que, por lo general, no somos capaces de ver que otra persona se aburre sin hacer nada, o incluso de aburrirnos nosotros mismos. Cuando un niño se aburre, tendemos a proponerle mil y una ideas diferentes sobre lo que puede o no hacer, a comprarle cosas que realmente no necesita, a incluirlo en un gran número de actividades distintas, a cumplir sus antojos y deseos con tal de evitar el berrinche. En resumidas cuentas, los sobreestimulamos y los protegemos en exceso.