Elton John, la estrella pop más transversal del 2020
El 2020 pandémico ha dejado un frenesí musical que nada tiene que envidiarle a un año desarrollado normalmente. Hay detalles de todo tipo en el orbe pop global. Revisemos.
Discos caseros que suplieron a producciones magnánimas y que, sin embargo, consiguieron un impacto superior (folklore, de Taylor Swift).
La imparable avanzada boricua con Bad Bunny como abanderado, que así como puede agitar el Bronx también genera movimiento de cachas en Ceilán, por citar una geografía recóndita.
Shows en streaming imaginativos que buscaron otra dimensión de entretenimiento en la nueva realidad.
Nuevos talentos de escenas periféricas que con desprejuicio, olfato y talento consiguieron su propia proyección planetaria (Nicki Nicole entrevistada por The Guardian).
Y así al infinito. Que este recorte caprichoso sirva como referencia de un año musical – industrial normal.
Pero hubo un artista que logró un nivel de transversalidad superior: Elton John.
Es que el cantante y pianista británico, de 73 años, fue requerido para producciones discográficas de alto impacto (Chromatica, de Lady Gaga; Song Machine, Season One Strange Timez, de Gorillaz) y para engalanar conceptualmente shows en streaming (Studio 2054 de Dua Lipa; Song Machine Live, de los ya citados Gorillaz).
Eso, mientras por las suyas publicó Elton: Jewel Box, una colección de ocho discos que comprende 148 canciones, 60 de ellas inéditas, grabadas entre 1965 y el 2019, además de sus primeras colaboraciones con el letrista Bernie Taupin.
“Al volver a escuchar estas grabaciones perdidas, me resulta difícil entender lo prolíficos que Bernie y yo fuimos durante esos primeros días. Las canciones emanaban de nosotros, y las bandas fueron increíbles en el estudio”, expresó Elton en el comunicado oficial de ese lanzamiento.
“Siempre quiero seguir adelante y mirar hacia el futuro, pero tener tiempo durante el confinamiento para evaluar y sacar estos momentos de mi memoria de cada era ha sido ha sido un deleite”, añadió el artista que, por otra parte, ofreció un concierto hogareño para atenuar los pesares pandémicos.
Ahora bien, ¿a qué viene este rescate de Elton John?
Es tentador plantear que responde al comportamiento funcional de “jóvenes valores” (o más jóvenes en relación a él, en todo caso) a la inercia retrospectiva del mismo creador.
O de un momento de balance histórico que, en un pasado reciente, se tradujo en la publicación de un libro de memorias (Me), en el estreno de una biopic autorizada (Rocketman) y en la programación del “Farewell Yellow Brick Road Tour”.
Este último es un recorrido de tres años de duración, señalado a futuro como uno de los de mayor recaudación en la historia del espectáculo global. De todos modos, por el momento esté suspendido.
Más allá de lo expuesto, a juzgar por la forma en que Elton ha sido capitalizado en estos embates, la cuestión trasciende el mero tributo acomodaticio y respetuoso que inspiró la tapa de Rolling Stone junto a Lana del Rey sobre el cierre de 2019.
Lady Gaga, por ejemplo, lo sumó en su renacer discotequero para que en (el tema) Sine from Above expíe su pasado tormentoso. “Cuando era joven, me sentía inmortal/ y no hubo un día que no fuera una lucha/ viví mis días solo de noche/ me perdí entre las luces”, canta allí este hombre que entre 1976 y 1990 fue adicto al alcohol y a la cocaína y vivió severos trastornos alimenticios.
La invitación de Gaga es un monumento a la empatía, claramente.
Por su parte, Damon Albarn, el líder de Gorillaz, puso a Elton a contrapuntear con el rapero estadounidense 6lack en una road movie de medio tiempo que se desarrolla bajo “un cielo de diamantes” y en dirección a un “mundo impecable”.
Emocionante, claro. Y reincidente con respecto a una idea de redención.
“Damon Albarn es una joya británica. Simplemente hace lo que quiere y, para él, el éxito es simplemente trabajar con grandes músicos como Tony Allen, haciendo cosas que le interesan”, dijo Elton tras sumarse al disco de Gorillaz.
“Quiero decir, por el amor de Dios, ¡hizo un álbum con Bobby Womack! Así que esta es una mente que admiro porque siempre está mirando hacia adelante”, añadió, complacido.
Albarn no se limitó a demostrar en un track sonoro que la voz de Elton trasciende contextos y estilos. También la glorificó al acompañarla con una hermosa caricatura (realizada por Jamie Hewlett) en el streaming reciente de Gorillaz.
Pero si Gaga y Albarn acudieron a Elton para exaltar nuevas creaciones, Dua Lipa lo hizo sólo como respaldo conceptual. Efectivamente, en Studio 2054 la cantante británico – albanesa se limitó a proyectar en una pantalla al Elton de carne y hueso interpretando Rocketman.
El recurso tenía toda lógica: en una celebración de la discoteca neoyorquina Studio 54, el prócer aporte las líneas de su clásico más inextinguible, que refieren a un viaje atemporal y narcótico.
A un viaje del hombre cohete, con dirección incierta.