Guitarras que hermanan a los músicos de Córdoba

Un fondo con herramientas, maderas y algunas guitarras a medio hacer es la escenografía de un video que abre la puerta a conocer una hermosa historia, la del lutier que construye instrumentos para muchísimos músicos de Córdoba y que creció codo a codo con los miembros de la escena musical que en los últimos años ha tenido una expansión innegable.

Se trata del segundo de los capítulos de Hermanados por parte de la guitarra, una serie de videos que dio a conocer Julián Beaulieu por estos días en su canal de YouTube, en los que invita a diferentes guitarristas, que también son cantantes, a compartir una canción con el sólo motivo de generar un encuentro y plasmarlo en una pieza audiovisual.  

En este caso, el convidado es Juanpaio Toch, quien a su vez comparte su “candombito” Mirando a los ojos, incluido en su disco solista, que se conoció a principios de este año. La particularidad es que ambos usan las guitarras de Juan Lapido, el mencionado lutier en cuyo taller también se filmó el video. La historia está servida.

“En 2014 estaba a cargo del bar Los siete locos e hice un ciclo que se llamó así, ‘Hermanos por parte de la guitarra’. La frase viene de un relato de Yupanqui y en ese momento tenía una impronta mucho más guitarrística. Este año, en esta situación muy particular, se me ocurrió reflotarlo haciendo videos y más enfocado desde la canción”, relata Beaulieu, quien es uno de los motores de la siempre fresca propuesta de La Jam de Folclore e integrante de otros proyectos como el trío Aromo o el dúo junto a su compañera de la vida, Airena Ortube.   

“La idea es muy sencilla: el convocado me pasa un tema con el celu, yo armo el arreglo de la segunda guitarra, nos juntamos un día, pasamos un par de veces el tema y después lo grabamos. Y, además, aprovechamos para charlar y tomar unos mates, cada uno con el suyo”, añade el guitarrista dando claras señales de época.

“La verdad es que juntarme a tocar la guitarra en ese plan es una de las cosas que más me gustan”, completa con entusiasmo, mientras recuerda cómo convocó a Mario Díaz, Nacho Ramia y Jota Figueroa, el resto de los protagonistas de los videos que se conocieron hasta aquí. 

También cita a los próximos invitados: Guadalupe Gómez, Mauro Gentile, Jenny Nager, Migue Rivaynera y Jorge Galizia, con quien realizará un homenaje a Titi Rivarola, guitarrista y maestro imprescindible de la historia de Córdoba.

El mismo lutierMuchos de los músicos mencionados tienen algo más en común con Beaulieu que la afinidad musical: están hermanados también por el mismo lutier, llamado Juan Lapido. “Lo conocí en 2011 y además de encargarle una guitarra que no tenía un precio inalcanzable, como pasa casi siempre con las que hace los lutiers, comenzamos una amistad muy profunda y verdadera”, rememora.

Beaulieu cuenta que lo fue acercando a Lapido a otros guitarristas que estaban en la misma que él. “Con ese talento que tiene, empezó a producir guitarras para la mayoría de los guitarristas de Córdoba y de otros lugares del país. El otro día me contaba que está cerca de la guitarra 80, algo impresionante para un lutier de tan corta edad”, detalla.

Lapido es oriundo de Temperley, en el sur del conurbano bonaerense, y se instaló en Córdoba en 2009. Antes, había tomado clases con Esteban González y Julio Malarino, dos grandes referentes de la construcción de guitarras en Buenos Aires, aunque unos años previo a esa formación, vivió un despertar a partir de un disco de George Harrison.

“El puntapié inicial de todo esto fue Brainwashed de 2002, el último disco de Harrison en el que todos los temas tienen ukelele. Yo tocaba mucho la guitarra y me encantó ese sonido, mucho antes de que el ukelele se convirtiera en la moda que fue después. De hecho, en Argentina no se conseguían casi ukeleles. Además, había muy poco acceso a internet, así que me puse a cortar madera y experimentar”, introduce casi como quien se dispone a contar un cuento fantástico.

Más allá de su formación, la herencia familiar que reconoce orientada hacia la construcción y de esa inquietud amateur por el ukelele, lo que le dio una impronta única a las guitarras de Lapido fue la posibilidad de crecer como lutier en paralelo al desarrollo de la escena musical cordobesa.  

“Compartí una casa con un compañero de la facu en la que siempre estaban los integrantes del Pez Banana, Cinthia Scotch, Anticasper”, recuerda Lapido sobre esos años fundacionales de la nueva escena de Córdoba. “Hasta allí yo me dedicaba más a reparar, hasta que un día me encarga una guitarra el Berni Ferrón, de Telescopios, quien a su vez me lo presenta a Julián. Fuimos creciendo juntos y compartíamos otros espacios porque, por ejemplo, a mí me gusta mucho ir a ver música en vivo y ver qué está pasando. Eso me dio una conexión muy fluida: como la música en Córdoba es bancarse unos a otros y bandas con integrantes cruzados, todo fue de la mano y las guitarras de boca en boca hicieron el resto”, completa.

Sobre cómo define a sus guitarras, Lapido manifiesta una idea que termina siendo otras de las claves para que se hayan vuelto tan populares. “Me gusta decir que hago herramientas de trabajo para músicos. Está bueno porque no son un objeto de lujo: una guitarra puede ser muy linda de vista y sonar muy bien, pero si no hace música, el trabajo no está terminado”, explica.

“Es un concepto que va más allá de lo que conocíamos tradicionalmente, otra forma de pensar el instrumento. Que sea lo más versátil posibles y que un músico pueda comprarlo con su trabajo”, fundamenta, y agrega que haciendo una retrospectiva para ver la cantidad de músicos que tienen guitarras suyas se da una idea de que esos parámetros han funcionado.

Lucas Heredia, Ramiro González, Bren Coll, Horacio Burgos, Juan Murúa, Franco Dall’Amore, Rodrigo Carazo, Fer Romero y hasta Edgardo Cardozo (referente de la escena porteña), además de muchos de los mencionados más arriba, son algunos de los tantos músicos notables que usan guitarras de Lapido.

“Ha sido fundamental tener ese registro vivo de cómo van evolucionando los instrumentos que fueron creciendo con los mismos músicos. Hay muchos que van por su segunda o tercera guitarra, y vamos buscando nuevos sonidos. Eso es algo que lo aprendí de Julián, siempre estar generando cosas nuevas”, redondea sobre su tarea y la relación con su “hermano”.

Para cerrar, deja una suerte de máxima fundamental: “Trabajar con guitarras me ha dado muchísima música, que es la mejor paga, después de todo”.

Juan Lapido y Julián Beaulieu, en el taller del lutier. “Me gusta decir que hago herramientas de trabajo para músicos”, dice el primero. Foto: Facundo Luque.
Juan Lapido y Julián Beaulieu, se reconocen amigos y hermanados por la guitarra. Foto: Facundo Luque.
Julián Beaulieu junto a Juan Lapido, un lutier que creció junto a la escena musical cordobesa. Foto: Facundo Luque.
Juan Lapido y Julián Beaulieu, en el taller del lutier. “Me gusta decir que hago herramientas de trabajo para músicos”, dice el primero. Foto: Facundo Luque.
Juan Lapido y Julián Beaulieu, se reconocen amigos y hermanados por la guitarra. Foto: Facundo Luque.