A 20 años de “Momo Sampler”, último disco de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Un día como hoy pero hace 20 años, el 17 de noviembre de 2000, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota publicaba Momo Sampler, el noveno y último disco de estudio de la banda que se convirtió en la más popular de la historia del rock argentino.

En aquel entonces, el sonido del álbum continuó lo anunciado en Último bondi a Finisterre, material publicado en 1998 que inauguró la incorporación de máquinas y sintetizadores, los cuales terminarían aportando el sello distintivo de Momo Sampler.

En ese sentido, tanto Carlos “el Indio” Solari como Eduardo “Skay” Beilinson trabajaron por su cuenta y el disco no fue alumbrado bajo un proceso creativo grupal. Aunque según ellos eso mismo venía sucediendo desde la época de Luzbelito (1996), el que sería el álbum final del proyecto recoge en su génesis un espíritu de cambio y de experimentación que se traduce en buena parte de las 11 canciones que lo componen.

“Hay que entender que la gente crece y que aprende muchas cosas y los géneros terminan siendo chalecos que te quedan cortos para jugar con lo que te está motivando”, le dijo Solari a este medio poco después de la salida del disco, refiriéndose no sólo a los componentes electrónicos presentes en el material, sino también a los aires de murga que se hacen presentes en la placa.

“Cuando joven, uno hace una música explosiva, vasodilatadora… Además, Skay y yo somos mejores músicos que antes. Aprendimos escritura, sabemos de armonía. Eso hace que la música sea compleja. No son las canciones elementales que hacíamos al principio, que son muy frescas, pero que hoy en día no reflejarían nuestros intereses”, agregaba el cantante.

Esa mixtura de universos deja entrever el concepto planteado desde el título, que combina el carnaval y los avances tecnológicos sintetizados en la posibilidad de samplear sonidos para utilizarlos en nuevos contextos.

El resultado del material es un compendio ecléctico, que atraviesa a lo largo de los 11 temas por géneros que -de a ratos- se alejan de lo estrictamente rockero y se internan en los efectos de los sintetizadores y máquinas de ritmo.

Entre las canciones más recordadas del álbum se encuentran El templo de Momo, La murga de los renegados, Sherriff, Dr. Saturno, La murga de la virgencita o la que quizás estuvo más cerca de convertirse en un clásico de la banda: Una piba con la remera de Greenpeace.

Durante el proceso de mezcla y masterización del disco, realizado en Nueva York, también se sucedieron discusiones y diferencias que, según los allegados más cercanos a los protagonistas (además de Indio y Skay, la esposa de este último y manager del grupo: Poli), habrían anticipado el final grupo por ópticas diferenciadas no sólo a nivel estético sino también organizativo.

Luego de 16 meses de trabajo en total, el disco vio la luz el 17 de noviembre de 2000, un año antes del que sería el último show brindado por el grupo. Al momento de su salida, un packaging impactante –y completamente novedoso para la época- incluía una especie de medalla colgante (o escapulario), tarjetas individuales para cada canción (con ilustraciones “a tono”) y un estuche con tapas de goma eva que se cerraba magnéticamente.

En abril de 2001, Momo Sampler fue presentado en dos funciones en el Estadio Centenario de Montevideo, Uruguay. Menos de cuatro meses después, el 4 de agosto Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota tocarían por primera vez en el estadio Chateau Carreras (ahora Mario Alberto Kempes) y, aún sin saberlo, se despedirían para siempre de su público. Ese día, 10 de las 11 canciones incluidas en Momo Sampler formaron parte de la lista de canciones interpretadas.

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“Skay” Beilinson y “el Indio” Solari durante el último show ricotero, que se realizó en Córdoba y tuvo como excusa la presentación de “Momo Sampler” (Archivo La Voz).