Juana Molina: Si pudiera ser otra, sería una persona más libre

Juana Molina viene de protagonizar dos hechos unidos por el azar. Por un lado, editó su primer álbum en vivo que, aunque parece algo muy premeditado, en realidad surgió de una serie de casualidades. Por otro lado, haciendo una limpieza profunda en su casa, encontró discos de vinilo cerrados de la música del programa Juana y sus hermanas, compartió la noticia en las redes y revivió de nuevo ese fenómeno, tres décadas después.

El material en vivo, al que tituló ANRMAL, contiene una selección de 11 canciones que al terminar de escucharlas se sienten como la síntesis perfecta de la carrera musical de la compositora. Se trata de un show tan enérgico que dan ganas de saltar y de cantar cuando se lo reproduce a todo volumen. 

Fue grabado en marzo en México, en el Festival NRMAL, y sin su previa consulta. Cuando Juana lo escuchó, no podía creer la jugada azarosa del destino: tenía un material para editar sin haberlo planificado. 

“En mi carrera había grabado varios shows con la idea de editarlos, pero no me habían gustado por distintas razones. No estaba conforme con lo que había hecho yo o con la onda… no sé, son percepciones, pero ninguna de esas grabaciones me parecía digna de ser editada”, relata.

Agrega que esa situación le generó “muchas frustraciones” porque grabar es un esfuerzo que cuesta plata, equipos y hay gente trabajando exclusivamente para eso. “Me parecía que era más importante que no saliera algo que no me gustara del todo. ¡Si no me gusta a mí, a quién más convenzo!”, dice.

En este caso, desde el festival le pidieron al sonidista que grabara el show de cierre de la grilla porque querían usar ese material para promocionarlo; y cuando se lo mostraron a Juana, ella sintió que “los planetas se habían alineado por fin”.

Sin intención de hacer psicología barata, es interesante consultarle si el hecho de haber desconocido que el recital se estaba registrando fue justamente lo que le permitió jugar con mayor libertad en el show: “¡Totalmente! Eso fue clave, porque siempre que sabía que me estaban grabando pensaba en las cosas que me salían mal y la cabeza me empezaba a funcionar de otro modo, me autoboicoteaba… cosas que los inseguros solemos hacer”.

Tiempos nuevos

El show de México fue el último que dio con público y lo agradece porque no sabe cuánto más tendrá que esperar para que se repita. Pero Juana, horas antes de que se declarara la pandemia, brindó un recital a través del canal de YouTube de Futurock que se transformó luego en el primero en hacerse vía streaming en estos tiempos extraños.

“Teníamos nuestro show el viernes, y el jueves nos cancelaron por las restricciones. Nos agarraron con la comida lista en el horno y no dejaban entrar a los comensales. Entonces pensamos qué hacer con esta comida para no desperdiciarla, y así surgió un show desde mi casa”, relata.

Juana cuenta que organizó todo en menos de un día. Mandó un mensaje a la radio y otro al grupo de músicos, y nadie pudo negarse a la invitación porque no había muchas más cosas para hacer desde el encierro. “Fue muy loco. Después llamé a Fibertel para pedir hablar con alguien y explicarle que tenía un show desde mi casa (se ríe), y el operador me pasó con alguien para que me duplicara el ancho de banda y a los 10 minutos me la ampliaron para tener un mínimo que pudiera trasmitir en vivo”, cuenta y asegura que fue tan excepcional que no lo repetiría.

Consultada sobre si no tiene ganas de hacer otro show vía streaming, dice que sí, pero no de la misma forma, sino con otro concepto y otras garantías. 

“Hay que inventar cosas, adaptarse e innovar. No me parece que esté bueno hacer un vivo como si hubiera gente, y que no la haya. Eso me parece ridículo. Hay que aprovechar para hacer otra cosa. Nosotros estamos pensando ideas, no lo tenemos bien resuelto”, dice. Y luego agrega: “Quiero algo que podamos controlar con antelación, con un ensayo para ver cómo se oye y ver qué se puede corregir.  Esa sería una de mis condiciones fundamentales para hacerlo”.

En tiempos de encierro e introspección, muchos suelen recordar la vieja normalidad e idealizarla. Juana dice que la pandemia sirvió para que muchos se dieran cuenta de cosas que ella venía repitiendo en soledad, pero también recuerda la época de giras con muchísimo entusiasmo.

“Cuando te vas de gira, entrás en un modo adolescente, de viaje de estudios. Me encanta ese modo, es casi de despreocupación. No tenés otra cosa que hacer que levantarte, salir hacia la próxima ciudad en auto, bondi, tren o avión. Entrás en un ritmo en el que lo único que podés hacer es hinchar las bolas, no hay mucho de qué preocuparse, la suerte ya está echada”, dice.

–Para una personalidad obsesiva como la tuya, es como dejar que la realidad te lleve puesta…

–Sí. Como soy detallista, llega un momento en el que no me importa más nada. No es lo mismo tener un show que preparás varios meses porque pensás que es el más importante de tu vida y luego suena mal, ¡te querés matar! En la gira te sale mal un show y te deprimís, pero al día siguiente te sale otro bárbaro y ya te olvidaste de lo mal que te fue la noche anterior.

Ver las señales de una flor

Yendo específicamente a cómo la tomó la pandemia, la música asegura que fue “muy feliz a pesar de las desgracias generales”.

“Pude constatar que todo lo que siempre digo es así. Se puede vivir en silencio, sin tanta polución. La calidad de vida puede ser otra y no depende tanto de la plata ni del trabajo. Constaté que no hace falta consumir tanto, que se producen cosas de más, que se podría vivir con menos y más cómodamente”, dice. Y agrega: “Está claro que quien no trabaja no tiene qué comer, pero hay gente que tiene plata y consume sin pensar, generando basura y más basura. El mundo se está transformando en un basural”.

Sobre esto, dice que le alegra ya no ser “la hippie” que habla sola sobre el tema y que ahora haya mucha gente concientizando sobre posibles cambios de vida con información verídica. 

“Lo de las granjas de cerdos, lo de los incendios, todo eso me parece horrible. A veces me pregunto si no inventaron esta pandemia para poder quemar todo. Parece que la pandemia fuera a propósito, total nadie puede salir a protestar, es un horror”, dice.

Por otro lado, recuerda cuando al principio de la pandemia se mostraba a los animales que volvían a los espacios que antes ocupaba el hombre: “Todos por un instante pensábamos que la naturaleza iba a volver a ocupar el lugar que se merece y que todo iba a volver a ser hermoso y bello. Eso obviamente no pasó porque hay intereses poderosísimos y los pobres infelices como nosotros, a los que nos gusta mirar cómo se abre una flor, no los podemos manejar”.

Y cierra con cierta indignación: “Está todo listo para que pueda ser cambiado y lamentablemente no creo que tengamos la fuerza para poder revertirlo. Ojalá que sí, la esperanza es lo único que se pierde. Tengo la esperanza de que las granjas con China no se hagan porque eso es un horror en todos los aspectos. Engañan a la gente con eso de que va haber puestos de trabajo. ¡¿Qué puestos de trabajo?! ¡Son puestos de muerte y esclavitud!”.

Si pudiera ser otra 

“Un día voy a ser otra distinta/ Voy a hacer cosas que no hice jamás/No va a importarme lo que otros me digan/Ni va a importarme si resultará”. Con esos párrafos que abren la canción de 2008 Un día voy a ser otra distinta, abre también el disco ANRMAL.

–Si pudieras ser otra, ¿qué o quién serías?

–(Piensa en silencio) Sería una persona más libre que se hubiese vestido como se le hubiese cantando, que no habría tenido tantos prejuicios, tantas ideas equivocadas como válidas. Hay muchas cosas que hice por miedo. Es muy terrible considerar muy importante la opinión de los demás, es muy castrador. Ser otra distinta es ser más libre. 

La artista, retratada por Alejandro Ross.