Una historia sobre el hecho de que a veces, por el bien de una nueva vida, hay que pisotear la vieja sin una gota de arrepentimiento

A veces nos aferramos a un estilo de vida al que estamos acostumbrados, incluso si ya no nos hace felices. Y si el problema involucra a las personas más cercanas a nosotros, a nuestra familia, todo se vuelve aún más complejo.