Cómo es grabar en Abbey Road: PUM lanzó su nuevo disco y cuenta detalles del mítico estudio

Más de seis meses pasaron desde que la banda en la que canta Joaquín Baglietto, e integra el cordobés Nehuén Chumbita, pisó el estudio Abbey Road. Este viernes, en plena pandemia, pudieron lanzar su segundo disco, Cruza el laberinto.

El disco ya venía amasado desde mucho antes de que el guitarrista Santiago González los anotara en el certamen televisivo Camino a Abbey Road, con cero expectativas de que eso finalmente se materializara en un hito para la banda.

Pero todo se dio de manera soñada: transitaron el reality de rock de forma fluida, como quien pisa seguro. Ganaron el concurso y los elogios de grandes como Michel Peyronel (quien finalmente les produjo el material), Miss Bolivia (que los calificó como “una aplanadora”) y Cucho, de Los Auténticos Decadentes, que les valoró la “honestidad” a la hora de mostrar su música. También se adueñaron del cariño y de la confianza de Walas de Massacre, quien los terminó acompañando a Londres como “guía espiritual”.

“Walas es una masa, supo decirnos cosas en el momento en el que había que decirlas. Por ahí, no hablaba mucho; y cuando lo hacía, sumaba cosas buenísimas”, dice Joaquín Baglietto, quien además de hijo de Juan Carlos es hermano del líder de la banda Huevo, Julián Baglietto.

La mística del lugar

Como viene de familia de músicos, es interesante preguntarle a Joaquín qué fue lo que sintió cuando se abrieron las puertas de Abbey Road para que la banda pudiera grabar su segundo disco. “Estando en el  avión no caía, no entendía. Cuando llegamos al estudio, me cayó la ficha como si fuera una piedra del cielo. Estuve temblando y lloré un poco porque fue muy fuerte para mí”, recuerda. 

Y agrega: “Siempre decían que a ese lugar no entra cualquiera y es una gran responsabilidad, pero yo tenía ganas de experimentarlo, conocer el estudio y la gente que trabaja ahí”.

Sobre si pudo compartir toda esa sensación con su papá, dice: “Mi viejo estuvo muy presente con mucho apoyo, mucha emoción. Él no tiene problemas en darme las herramientas para que crezca, me lo transmitió desde siempre. ¡Cuando volví, le contó todo!”.

Cuando toca señalar la fortuna de haber podido trabajar en un estudio con todas las comodidades el guitarrista Santiago González asegura: “La energía del lugar se transmitía por el aire, te llegaba por algún lado y se proyectaba en la música que estábamos grabando”.

El cordobés Nehuén Chumbita coincide en que lo más importante del estudio es su historia y su energía: “Es todo lo que las otras personas dejaron en ese lugar y quedó en el aire. Nosotros tratamos de invocar eso”. 

Por poner ejemplos, Nehuén cuenta que en estudio han quedado los pósters de bandas como Pink Floyd o The Beatles, pero también de las grandes bandas de sonido que se grabaron ahí, como las de las películas Star Wars o Indiana Jones.

Sobre el equipamiento, cuenta que es increíble, pero tampoco es hipertenológico, ya que justamente la idea es emular el sonido de aquella época dorada del rock. “Los equipamientos tienen décadas, hay consolas que son las mismas que usaron los Beatles, capaz remodelaron algunas cosas, pero el equipamiento sigue siendo el mismo. La acústica es increíble. Nosotros grabamos en el estudio dos, que es enorme, pero está acustizado tan bien como si fuera una habitación pequeña. Tiene un reverb, un rebote, pero el sonido es increíble”, cierra Nehuén. 

Cruza el laberinto

Ayer viernes, la banda, que se completa con el baterista Alan Castillo, lanzó en plataformas el total de 10 temas que componen el disco al que definen, casualmente, “como un viaje”.

El proceso para posproducirlo les llevó más tiempo que el esperado, ya que la pandemia frenó toda posibilidad de trabajar juntos en un mismo espacio, por lo que el ingeniero que acompañó la grabación, Álvaro Villagra, tuvo que trabajar sobre una primera maqueta a la que los integrantes le fueron pidiendo modificaciones, todo de manera virtual.

Sobre el resultado, los entrevistados se manifiestan felices y aseguran que la calidad es tanta que la vara quedó muy alta. “Desde el día que salimos del estudio, no hay un día en que no haya escuchado el disco. Estoy completamente enamorado”, dice Joaquín.

Cruza el laberinto es un material conceptual que tiene un comienzo un poco más liviano, luego se empieza a poner más oscuro y termina de manera épica.

Pese a que los planes eran otros, Santiago asegura que le encontraron el lado bueno a editar el material en pandemia: “El disco es emocionante y está bueno que salga ahora en el contexto para que la gente tenga tiempo para escucharlo. Ahora hay otra dinámica, otra velocidad”. 

La banda PUM.