Tini complica el Kempes y empuja a Estudiantes al Candini
En Río Cuarto todavía se escuchan los ecos del festejo. El ascenso histórico de Estudiantes a la Liga Profesional fue una explosión de orgullo, una caravana interminable y la sensación de haber llegado, por fin, a la mesa grande. Pero el fútbol no da tregua: apenas se baja la espuma, llega la realidad. Y la realidad dice que jugar en Primera también es resolver problemas fuera de la cancha.
La idea en el León está clara y no se negocia: el Candini es la casa y ahí se quiere jugar. Barrio, identidad y pertenencia como bandera. Sin embargo, desde la Provincia deslizaron la chance de mudar algunos partidos al Kempes, con un doble objetivo: atraer turistas a Córdoba y permitirle al club una recaudación fuerte en partidos de alto impacto. A Estudiantes no le cerraba del todo, pero había uno que sí tentaba: River.
El cruce con el Millonario, programado para el fin de semana del domingo 22 de marzo, aparecía como la gran oportunidad.
Un estadio mundialista casi lleno, más de 40 mil entradas y un ingreso capaz de “salvar el año”. Pero el fixture trajo una sorpresa que cayó como baldazo de agua fría en Río Cuarto: el viernes 21 y el sábado 22 el Kempes estará ocupado por los recitales de Tini Stoessel.
Así, los hinchas de River podrían quedarse sin ver a su equipo en Córdoba y el plan de mudanza empieza a desdibujarse. Con el estadio comprometido y los tiempos apretados, la chance de llevar ese partido —y otros— al Kempes pierde fuerza. Y el escenario que gana cuerpo es otro: Estudiantes jugando toda la temporada como local en Río Cuarto.
Por eso ahora se trabaja a contrarreloj en el Candini. La inspección de AFA dejó tareas claras: rehacer vestuarios de visitantes y árbitros, modificar la cabina de TV, sumar cabinas para radios, montar el espacio VAR, sala de antidoping y sector de conferencias. Nada imposible, pero sí urgente.
Paradójicamente, un show musical puede terminar marcando el rumbo futbolero del año. Si Tini canta en el Kempes, Estudiantes ruge en su casa. Y River, al menos esta vez, miraría a Córdoba capital desde lejos.
En Río Cuarto todavía se escuchan los ecos del festejo. El ascenso histórico de Estudiantes a la Liga Profesional fue una explosión de orgullo, una caravana interminable y la sensación de haber llegado, por fin, a la mesa grande. Pero el fútbol no da tregua: apenas se baja la espuma, llega la realidad. Y la realidad dice que jugar en Primera también es resolver problemas fuera de la cancha.La idea en el León está clara y no se negocia: el Candini es la casa y ahí se quiere jugar. Barrio, identidad y pertenencia como bandera. Sin embargo, desde la Provincia deslizaron la chance de mudar algunos partidos al Kempes, con un doble objetivo: atraer turistas a Córdoba y permitirle al club una recaudación fuerte en partidos de alto impacto. A Estudiantes no le cerraba del todo, pero había uno que sí tentaba: River.El cruce con el Millonario, programado para el fin de semana del domingo 22 de marzo, aparecía como la gran oportunidad. Un estadio mundialista casi lleno, más de 40 mil entradas y un ingreso capaz de “salvar el año”. Pero el fixture trajo una sorpresa que cayó como baldazo de agua fría en Río Cuarto: el viernes 21 y el sábado 22 el Kempes estará ocupado por los recitales de Tini Stoessel.Así, los hinchas de River podrían quedarse sin ver a su equipo en Córdoba y el plan de mudanza empieza a desdibujarse. Con el estadio comprometido y los tiempos apretados, la chance de llevar ese partido —y otros— al Kempes pierde fuerza. Y el escenario que gana cuerpo es otro: Estudiantes jugando toda la temporada como local en Río Cuarto.Por eso ahora se trabaja a contrarreloj en el Candini. La inspección de AFA dejó tareas claras: rehacer vestuarios de visitantes y árbitros, modificar la cabina de TV, sumar cabinas para radios, montar el espacio VAR, sala de antidoping y sector de conferencias. Nada imposible, pero sí urgente.Paradójicamente, un show musical puede terminar marcando el rumbo futbolero del año. Si Tini canta en el Kempes, Estudiantes ruge en su casa. Y River, al menos esta vez, miraría a Córdoba capital desde lejos. La Voz
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