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Trump y Putin hablan de cumbre para un alto el fuego

Con el calendario diplomático marcando hoy el límite trazado por la Casa Blanca, el presidente ruso Vladimir Putin anunció ayer su disposición a reunirse la próxima semana con su par estadounidense Donald Trump, en lo que podría ser el último intento de responsabilidad compartida entre ambos líderes políticos por detener la guerra en Ucrania antes de que entren probablemente en vigor nuevas sanciones de Washington contra Moscú. La cumbre, aún sin sede ni fecha confirmadas, se perfila como un punto de inflexión tanto para el conflicto como para la política exterior estadounidense.

Según Yuri Ushakov, asesor de asuntos exteriores del Kremlin, el encuentro podría concretarse en los Emiratos Árabes Unidos, aunque admitió que organizar una cumbre de este tipo “toma tiempo”. Mientras tanto, un funcionario de la Casa Blanca -que pidió no ser identificado- advirtió a la agencia de noticias AP que no habrá reunión entre Trump y Putin si el mandatario ruso no acepta incluir en las conversaciones al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ya sea en la próxima reunión o en una instancia posterior.

La eventual cumbre sería la primera entre ambos mandatarios desde el regreso de Trump al poder, y la primera entre líderes de Estados Unidos y Rusia desde la reunión entre Joe Biden y Putin en 2021. Pero lejos de una señal clara de distensión, el encuentro proyecta tensiones y múltiples interrogantes: ¿accederá el mandamás del Kremlin a conversar directamente con su homólogo ucraniano? ¿Permitirá Trump que Zelenski quede al margen de una negociación decisiva? ¿Puede esta instancia traducirse en un verdadero alto el fuego?

Condicionamientos cruzados

El Kremlin sostiene de manera férrea que una reunión entre Putin y Zelenski sólo debería tener lugar cuando ya exista un borrador negociado por sus equipos técnicos. Aun así, el propio Putin reconoció ayer que “no está en contra” de una conversación con su par ucraniano, aunque subrayó que “deben darse ciertas condiciones”. De su lado, Ushakov fue más tajante al descartar de plano que Zelenski se sumara a la cumbre, pese a que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, planteó esa posibilidad durante las reuniones mantenidas el miércoles en Moscú.

Trump, por su parte, oscila entre el elogio y la presión hacia Putin. Admirador declarado del líder ruso en su primer mandato, el republicano endureció su discurso al retornar a la Casa Blanca. Desde Washington, se filtró que, si no hay avances hacia el alto el fuego antes de este viernes, Estados Unidos impondrá nuevas sanciones económicas. Trump también pidió públicamente que Putin ceda y acepte una negociación real, aunque sin renunciar a un enfoque bilateral que inquieta a Europa y a Ucrania.

El juego de la silla

Zelenski, que desde hace tiempo busca un espacio en las conversaciones de alto nivel, no oculta su temor a quedar relegado. Ayer mantuvo una serie de contactos telefónicos con líderes europeos para reforzar la postura de que cualquier solución al conflicto debe contar con la participación activa de los países del bloque continental. “Ucrania no teme las reuniones y espera el mismo enfoque audaz de la parte rusa. Es hora de poner fin a la guerra”, expresó en redes sociales.

El mandatario ucraniano insistió en que cualquier acuerdo debe incluir garantías de seguridad a largo plazo, un alto el fuego inmediato y una arquitectura internacional que disuada a Moscú de futuros ataques. En paralelo, denunció que los bombardeos rusos continúan sin pausa, incluso tras los gestos de acercamiento entre Trump y Putin. Por caso, un ataque esta semana en la región de Dnipro dejó cuatro civiles muertos y ocho heridos, prueba de que la violencia sigue escalando en el terreno.

Más allá del conflicto militar, otros intereses entran en juego. Kirill Dmitriev, jefe del fondo soberano de Rusia, afirmó que una cumbre con Trump permitiría a Moscú “transmitir claramente su posición” y abrir la puerta a eventuales acuerdos económicos. Mencionó en particular posibles inversiones conjuntas en el sector de los elementos de tierras raras, un área estratégica en la disputa tecnológica global.

La Casa Blanca, no obstante, se muestra escéptica sobre las verdaderas intenciones del Kremlin. Funcionarios occidentales acusaron a Putin de dilatar las negociaciones para consolidar avances militares. En tres años de guerra, el conflicto ha dejado decenas de miles de soldados muertos y más de 12 mil civiles ucranianos fallecidos, según datos de la ONU.

Analistas internacionales coinciden en que el hecho de que la propuesta de reunión haya sido anunciada por Putin, luego de una audiencia con el presidente de los Emiratos Árabes, tiene un trasfondo simbólico: sugiere una diplomacia paralela donde Estados Unidos no tiene el control absoluto.

​Con el calendario diplomático marcando hoy el límite trazado por la Casa Blanca, el presidente ruso Vladimir Putin anunció ayer su disposición a reunirse la próxima semana con su par estadounidense Donald Trump, en lo que podría ser el último intento de responsabilidad compartida entre ambos líderes políticos por detener la guerra en Ucrania antes de que entren probablemente en vigor nuevas sanciones de Washington contra Moscú. La cumbre, aún sin sede ni fecha confirmadas, se perfila como un punto de inflexión tanto para el conflicto como para la política exterior estadounidense. Según Yuri Ushakov, asesor de asuntos exteriores del Kremlin, el encuentro podría concretarse en los Emiratos Árabes Unidos, aunque admitió que organizar una cumbre de este tipo “toma tiempo”. Mientras tanto, un funcionario de la Casa Blanca -que pidió no ser identificado- advirtió a la agencia de noticias AP que no habrá reunión entre Trump y Putin si el mandatario ruso no acepta incluir en las conversaciones al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ya sea en la próxima reunión o en una instancia posterior. La eventual cumbre sería la primera entre ambos mandatarios desde el regreso de Trump al poder, y la primera entre líderes de Estados Unidos y Rusia desde la reunión entre Joe Biden y Putin en 2021. Pero lejos de una señal clara de distensión, el encuentro proyecta tensiones y múltiples interrogantes: ¿accederá el mandamás del Kremlin a conversar directamente con su homólogo ucraniano? ¿Permitirá Trump que Zelenski quede al margen de una negociación decisiva? ¿Puede esta instancia traducirse en un verdadero alto el fuego?Condicionamientos cruzadosEl Kremlin sostiene de manera férrea que una reunión entre Putin y Zelenski sólo debería tener lugar cuando ya exista un borrador negociado por sus equipos técnicos. Aun así, el propio Putin reconoció ayer que “no está en contra” de una conversación con su par ucraniano, aunque subrayó que “deben darse ciertas condiciones”. De su lado, Ushakov fue más tajante al descartar de plano que Zelenski se sumara a la cumbre, pese a que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, planteó esa posibilidad durante las reuniones mantenidas el miércoles en Moscú.Trump, por su parte, oscila entre el elogio y la presión hacia Putin. Admirador declarado del líder ruso en su primer mandato, el republicano endureció su discurso al retornar a la Casa Blanca. Desde Washington, se filtró que, si no hay avances hacia el alto el fuego antes de este viernes, Estados Unidos impondrá nuevas sanciones económicas. Trump también pidió públicamente que Putin ceda y acepte una negociación real, aunque sin renunciar a un enfoque bilateral que inquieta a Europa y a Ucrania. El juego de la sillaZelenski, que desde hace tiempo busca un espacio en las conversaciones de alto nivel, no oculta su temor a quedar relegado. Ayer mantuvo una serie de contactos telefónicos con líderes europeos para reforzar la postura de que cualquier solución al conflicto debe contar con la participación activa de los países del bloque continental. “Ucrania no teme las reuniones y espera el mismo enfoque audaz de la parte rusa. Es hora de poner fin a la guerra”, expresó en redes sociales.El mandatario ucraniano insistió en que cualquier acuerdo debe incluir garantías de seguridad a largo plazo, un alto el fuego inmediato y una arquitectura internacional que disuada a Moscú de futuros ataques. En paralelo, denunció que los bombardeos rusos continúan sin pausa, incluso tras los gestos de acercamiento entre Trump y Putin. Por caso, un ataque esta semana en la región de Dnipro dejó cuatro civiles muertos y ocho heridos, prueba de que la violencia sigue escalando en el terreno. Más allá del conflicto militar, otros intereses entran en juego. Kirill Dmitriev, jefe del fondo soberano de Rusia, afirmó que una cumbre con Trump permitiría a Moscú “transmitir claramente su posición” y abrir la puerta a eventuales acuerdos económicos. Mencionó en particular posibles inversiones conjuntas en el sector de los elementos de tierras raras, un área estratégica en la disputa tecnológica global.La Casa Blanca, no obstante, se muestra escéptica sobre las verdaderas intenciones del Kremlin. Funcionarios occidentales acusaron a Putin de dilatar las negociaciones para consolidar avances militares. En tres años de guerra, el conflicto ha dejado decenas de miles de soldados muertos y más de 12 mil civiles ucranianos fallecidos, según datos de la ONU.Analistas internacionales coinciden en que el hecho de que la propuesta de reunión haya sido anunciada por Putin, luego de una audiencia con el presidente de los Emiratos Árabes, tiene un trasfondo simbólico: sugiere una diplomacia paralela donde Estados Unidos no tiene el control absoluto.  La Voz

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