El folklore de luto: murió un visionario productor que elevó el chamamé a escala mundial
El mundo de la música regional argentina está de luto tras el fallecimiento de Abraham Helú, uno de los productores discográficos más influyentes del país, quien partió el pasado sábado 2 de agosto después de una extensa lucha contra el cáncer.
Su nombre se consolidó como el máximo sello discográfico de la región mesopotámica, y su monumental contribución a la música local, especialmente al chamamé, fue fundamental para que este género, en su momento fuertemente discriminado, alcanzara una mayor aceptación en Argentina y países vecinos.
Murió Abraham Helú: lo llora Corrientes y el chamamé
La productora de Helú, un emprendimiento familiar que inició a principios de los años 90, fue crucial para el crecimiento artístico de miles de músicos del Noreste Argentino (NEA).
Artistas de diversas provincias como Corrientes, Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Buenos Aires encontraron en su firma un alivio comercial y la generosidad necesaria para grabar su material discográfico, inicialmente en vinilos, luego en casetes y más tarde en CDs. La oficina de la productora, ubicada en la esquina de Pellegrini y Jujuy, era un espacio fascinante, adornado con portadas de discos y fotografías que atesoraban encuentros con figuras como Isaco Abitbol, Antonio Tarragó Ros o el dúo Rosendo y Ofelia, lo recuerda Diario Época.
Uno de sus mayores legados fue su rol como constante difusor y promotor del chamamé, incluso en épocas donde el género era resistido y discriminado por su carácter popular.
Raúl Báez, locutor, conductor y amigo de Helú, afirmó que su máximo valor como productor fue no solo grabar los discos más importantes del chamamé, sino también llevar la música a lugares que se negaban a escucharla.
Helú ponía especial énfasis en que el chamamé fuera reconocido como un bien cultural, no como “música discriminada y de descarte”, una percepción común hace no muchos años.
En una entrevista de 2006 para la revista digital Corrientes Chamamé, el propio Helú relató el profundo dolor que sentía por el desprecio hacia la venta de música chamamecera, pero destacó cómo lograron abrir puertas que sirvieron de vidrieras para el género.
El trabajo de Helú trascendió la mera producción discográfica; su sello se convirtió en una de las compañías más significativas del folclore argentino, y él mismo fue un principal embajador del chamamé.
Durante el auge comercial de los CDs, Helú llegaba a producir alrededor de 80 materiales discográficos, extendiendo su apoyo a artistas de diversos géneros, incluyendo la cumbia, a quienes ayudó a abrir camino comercial gracias a su generosidad.
La productora familiar de Helú continúa produciendo material discográfico hasta el día de hoy, desafiando los pronósticos tecnológicos y digitales. Sin duda, Abraham Helú fue una figura clave que “le puso volumen y luz a la música local”.
El mundo de la música regional argentina está de luto tras el fallecimiento de Abraham Helú, uno de los productores discográficos más influyentes del país, quien partió el pasado sábado 2 de agosto después de una extensa lucha contra el cáncer. Su nombre se consolidó como el máximo sello discográfico de la región mesopotámica, y su monumental contribución a la música local, especialmente al chamamé, fue fundamental para que este género, en su momento fuertemente discriminado, alcanzara una mayor aceptación en Argentina y países vecinos.Murió Abraham Helú: lo llora Corrientes y el chamaméLa productora de Helú, un emprendimiento familiar que inició a principios de los años 90, fue crucial para el crecimiento artístico de miles de músicos del Noreste Argentino (NEA). Artistas de diversas provincias como Corrientes, Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Buenos Aires encontraron en su firma un alivio comercial y la generosidad necesaria para grabar su material discográfico, inicialmente en vinilos, luego en casetes y más tarde en CDs. La oficina de la productora, ubicada en la esquina de Pellegrini y Jujuy, era un espacio fascinante, adornado con portadas de discos y fotografías que atesoraban encuentros con figuras como Isaco Abitbol, Antonio Tarragó Ros o el dúo Rosendo y Ofelia, lo recuerda Diario Época.Uno de sus mayores legados fue su rol como constante difusor y promotor del chamamé, incluso en épocas donde el género era resistido y discriminado por su carácter popular. Raúl Báez, locutor, conductor y amigo de Helú, afirmó que su máximo valor como productor fue no solo grabar los discos más importantes del chamamé, sino también llevar la música a lugares que se negaban a escucharla. Helú ponía especial énfasis en que el chamamé fuera reconocido como un bien cultural, no como “música discriminada y de descarte”, una percepción común hace no muchos años. En una entrevista de 2006 para la revista digital Corrientes Chamamé, el propio Helú relató el profundo dolor que sentía por el desprecio hacia la venta de música chamamecera, pero destacó cómo lograron abrir puertas que sirvieron de vidrieras para el género.El trabajo de Helú trascendió la mera producción discográfica; su sello se convirtió en una de las compañías más significativas del folclore argentino, y él mismo fue un principal embajador del chamamé. Durante el auge comercial de los CDs, Helú llegaba a producir alrededor de 80 materiales discográficos, extendiendo su apoyo a artistas de diversos géneros, incluyendo la cumbia, a quienes ayudó a abrir camino comercial gracias a su generosidad.La productora familiar de Helú continúa produciendo material discográfico hasta el día de hoy, desafiando los pronósticos tecnológicos y digitales. Sin duda, Abraham Helú fue una figura clave que “le puso volumen y luz a la música local”. La Voz
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