Reseña de Notas selectas, de Luc Moullet: la mirada singular
Crítico y cineasta tan díscolo como discreto de la nouvelle vague, Luc Moullet (1937) reúne sus artículos sobresalientes en Notas selectas, una selección local actualizada con respecto a la original de 2009. Con el subtítulo “de Griffith a Guiraudie”, el imprescindible volumen da cuenta de una escritura épica que abarca sustanciosas décadas, desde los inicios en la revista Cahiers du cinéma donde Moullet registra el estreno disruptivo de Sin aliento de Godard hasta textos que captan talentos recientes, como Alain Guiraudie.
La referencia a D. W. Griffith no es gratuita, en tanto el cine estadounidense iguala al francés como pilar incólume de este cinéfilo longevo que asume como maestros a Truffaut, Rivette y Georges Sadoul.
El ánimo enciclopedista caracteriza el abordaje de Moullet, por otra parte asistemático e improvisado en sus intervenciones. “Casi todos estos textos fueron escritos muy rápidamente”, reconoce el autor, aunque cabría entender esa meditación rabiosa y al calor del momento como el estilo de una ética modesta, casi periodística.
Al contrario que algunos de sus pares categóricos, Moullet resalta lo local y lo particular por sobre la esencialidad y la generalidad de las teorías, a las que se muestra alérgico, y resume su modus operandi en un puñado de consignas: centrarse en un par de escenas, deslizar siempre alguna frase impactante, añadir información técnica, leer las novelas en que se basan las películas, ver el material al menos dos veces.
Otra constante en Moullet es el humor (“Sin aliento es la mejor contribución al cine de un hombre con gafas de carey”), así como la objetividad de las cifras (“debo haber visto ocho mil películas en sesenta y cinco años”). Su frase más célebre –dedicada a Samuel Fuller– dictamina que “la moral es una cuestión de travelling”; no cuesta ver en esa defensa de la inducción, el instinto y la espontaneidad un espejo ideal.
Despierto hasta el cansancio, Moullet sortea cánones perezosos para detectar diamantes en la sala oscura: Ugetsu, de Kenji Mizoguchi (“la película más compleja del mundo y, al mismo tiempo, la más simple”); La lechuza ciega, de Raúl Ruiz (“la película que más dificultad me ha dado en toda mi trayectoria como crítico”); La huella del pasado, de Cecil B. DeMille (“la película más inverosímil del siglo”), o Peregrinos, de Coline Serreau (“una de las raras comedias fundadas en la Gran Forma”).
El interés del crítico por lo abstracto, lo moderno y lo cósmico puede deducirse de ciertos pasajes, como los dedicados a El ángel exterminador, de Buñuel, al cine contemporáneo “de dispositivos” o en el polémico discurso de 1966 en que pondera al cine como un arte enfrentado al lenguaje. Inusual don de Moullet: incluso cuando es provocador (Almodóvar, Deleuze y Michael Powell reciben sus dardos afilados), el resultado es justo, amable, riguroso.
Para leer Notas selectas
Luc Moullet.
Monte Hermoso.
406 páginas.
$ 33.500.