“Es mi luna de miel, no la de mi amigo”. Pero esta vez no lo dejé interferir

En la amistad, a veces se trata de mantener el equilibrio sobre una cuerda floja que se balancea constantemente. El límite entre la cercanía afectiva y la invasión del espacio personal puede ser difuso. Todos valoramos a esos amigos que siempre están ahí, pero cuando un amigo no respeta nuestro espacio personal, puede terminar lastimándonos profundamente. En esta situación se encuentra la mujer protagonista de esta historia, quien junto a su esposo, decidieron ponerle un límite claro a su amigo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *