El Escudo Nacional Argentino: historia, identidad y sentido de pertenencia
En un país donde la historia se disputa a diario en el terreno de la memoria colectiva, el Escudo Nacional Argentino emerge como un recordatorio imborrable de la lucha por la soberanía y la identidad. Su origen, vinculado a la Asamblea del Año XIII, no fue solo una necesidad burocrática para autenticar documentos; fue, sobre todo, una declaración de principios, una reafirmación de la autonomía de las Provincias Unidas del Río de la Plata frente al dominio colonial.
Cada 12 de marzo, al conmemorarse su adopción oficial, surge una pregunta fundamental: ¿qué significa hoy el Escudo Nacional en una Argentina en constante transformación? ¿Sigue siendo un símbolo vigente o es solo una imagen estática en papeles oficiales y discursos gubernamentales?
Un sello que se convirtió en Nación
El nacimiento del Escudo Nacional en 1813 no fue fortuito. Hasta ese momento, los documentos oficiales aún llevaban el sello de las armas reales del Virreinato, un vestigio de un sistema político que se desmoronaba, pero que aún resistía en los símbolos. La necesidad de un nuevo emblema que representara a la nación en formación fue asumida por Agustín Donado, quien encargó su diseño al orfebre peruano Juan de Dios Rivera.
No era solo un dibujo: era una síntesis visual de los valores fundacionales de la nueva patria. Las manos entrelazadas en el centro no eran solo un gesto de amistad, sino un pacto de unión entre las provincias que aspiraban a consolidarse como un Estado soberano. La pica con el gorro frigio, tomada de la iconografía de la Revolución Francesa, proclamaba la libertad como principio rector. Y el sol incaico, con su resplandor dorado, representaba el nacimiento de una nueva Nación que se abría paso en el escenario americano.
Pero como bien advierte Benedict Anderson en Comunidades Imaginadas, los símbolos patrios no son solo reflejos de una identidad preexistente; también la construyen. A través del uso repetido en documentos oficiales, en monedas, en actos escolares y en la educación cívica, el escudo argentino no solo representó a la Nación, sino que ayudó a moldear la idea misma de lo que significaba ser argentino.
Un símbolo en disputa: entre la memoria y la desmemoria
Sin embargo, como ocurre con todo símbolo nacional, el escudo no ha estado exento de reinterpretaciones y manipulaciones a lo largo de la historia. En 1944, durante el gobierno de facto de Edelmiro Julián Farrell, se decretó su diseño definitivo, fijando criterios estrictos para su reproducción. La intención era clara: protegerlo de deformaciones que pudieran “desnaturalizarlo” y garantizar su uniformidad en todos los ámbitos oficiales.
Pero más allá de las cuestiones estéticas, la verdadera disputa sobre el escudo no está en su diseño, sino en su significado. ¿Cuánto de su simbolismo original sigue vigente en la actualidad? Un estudio reciente sobre educación cívica reveló que un alto porcentaje de jóvenes argentinos desconoce el significado de los símbolos patrios y su historia, lo que plantea una inquietante pregunta: ¿estamos perdiendo el vínculo con los emblemas que nos dieron identidad?
El desafío de la memoria nacional
George Herbert Mead, a través de su teoría del interaccionismo simbólico, nos recuerda que los símbolos no son estáticos; adquieren significado a través de la interacción y el uso cotidiano. El escudo argentino no debería limitarse a estar impreso en pasaportes y oficinas públicas, sino que debe recuperar su protagonismo como un signo de identidad y pertenencia.
Las nuevas generaciones tienen el desafío de resignificarlo en función de su tiempo. Su presencia en la educación, en la cultura popular y en el arte es clave para evitar que se convierta en una mera imagen desprovista de significado. La historia nos ha demostrado que los símbolos que pierden su vínculo con la memoria colectiva corren el riesgo de ser olvidados, o peor aún, de ser manipulados para intereses ajenos a la identidad nacional.
Un emblema que sigue latiendo
Cada 12 de marzo, cuando observemos el escudo en documentos, banderas y ceremonias, no estamos solo ante una imagen heráldica, sino ante un relato visual de nuestra historia. Un relato que nos recuerda que Argentina nació del encuentro de voluntades diversas, que su independencia fue un proyecto en construcción y que la unión, simbolizada en aquellas manos entrelazadas, sigue siendo una aspiración pendiente.
El Escudo Nacional Argentino no es un adorno institucional, sino un reflejo de la Nación misma, una comunidad en constante búsqueda de su identidad, que cada tanto debe mirarse en sus símbolos para recordar quién es y hacia dónde va.
12 de marzo: Día del Escudo Nacional Argentino
Cada 12 de marzo, Argentina conmemora el Día del Escudo Nacional, una de las insignias fundamentales del país, junto con la Bandera y el Himno Nacional. Oficializado en 1813 por la Asamblea del Año XIII, el escudo es un emblema que trasciende el tiempo, consolidándose como un símbolo de unidad, libertad y soberanía.
Un escudo para una nación en formación
En el contexto de las luchas independentistas, las Provincias Unidas del Río de la Plata necesitaban consolidar su identidad y diferenciarse del Virreinato del Río de la Plata. Hasta ese momento, los documentos oficiales aún llevaban el sello de las armas reales españolas. La Asamblea General Constituyente de 1813 encomendó entonces la creación de un nuevo emblema nacional al diputado Agustín Donado, quien encargó su diseño al orfebre peruano Juan de Dios Rivera.
El 12 de marzo de 1813, la Asamblea aprobó oficialmente el escudo que hoy representa a la Nación. Su diseño no fue azaroso: cada elemento tiene una fuerte carga simbólica vinculada a los ideales independentistas y a la construcción del nuevo Estado.
Simbolismo del Escudo Nacional
El Escudo Nacional Argentino es de forma oval y está dividido en dos mitades: la superior, de color azul celeste, representa la justicia, la verdad y la lealtad; mientras que la inferior, de color blanco, simboliza la pureza, la fe y la integridad.
En el centro, dos manos diestras entrelazadas representan la unión y la fraternidad entre los pueblos. Ambas sostienen una pica que, a su vez, eleva un gorro frigio, símbolo de la libertad y de la emancipación de los pueblos. Sobre este conjunto, el sol naciente con veintiún rayos alternados —rectos y flamígeros— simboliza la aparición de una nueva nación en el escenario mundial. Finalmente, el escudo está enmarcado por ramas de laurel, representando la victoria en las luchas por la independencia, unidas en la base por una cinta con los colores de la Bandera Nacional.
De la Asamblea del Año XIII a la versión oficial de 1944
A lo largo de la historia, el escudo sufrió modificaciones en sus proporciones y detalles, hasta que el 24 de abril de 1944, bajo el gobierno de facto de Edelmiro Julián Farrell, se estableció su diseño definitivo mediante el Decreto Nacional N° 10.302/44. Desde entonces, su representación debe respetar un modelo unificado, evitando distorsiones que alteren su significado original.
Curiosidades sobre el Escudo Nacional
Inspiración francesa: su diseño guarda similitudes con los escudos utilizados por los revolucionarios franceses en 1790, reflejando la influencia de la Revolución Francesa en los movimientos independentistas americanos.Una impronta incaica: se cree que el sol del escudo pudo haber sido una inclusión del propio Rivera, de origen indígena, como homenaje al símbolo solar incaico.El primer uso militar: antes de su oficialización, Manuel Belgrano ya lo había utilizado como insignia en las tropas patriotas para distinguirlas en los campos de batalla.Presencia en la Casa Rosada: el escudo está presente en distintos elementos arquitectónicos y objetos dentro del Palacio de Gobierno, destacando su relevancia en la historia institucional del país.
Un símbolo que sigue vigente
Más de dos siglos después de su creación, el Escudo Nacional sigue siendo un emblema de la soberanía argentina y un reflejo de los valores que cimentaron la Nación. Su presencia en documentos oficiales, instituciones públicas y actos protocolares refuerza su importancia como símbolo de identidad y unidad.
Cada 12 de marzo, esta efeméride invita a reflexionar sobre el significado del escudo y su rol en la historia y la cultura del país, recordando que detrás de cada símbolo patrio hay una historia de lucha, valores y un legado que trasciende generaciones.
* Cristian Baquero Lazcano es Profesor Universitario y Doctor en Psicología Social. Creador de emblemas, escudos y banderas oficiales en municipios y comunas de la República Argentina. Especialista en Identidad e Imagen Pública.