Santiago Merlo, finalista de Personalidad Cordobesa 2024: Trabajo para hacer un cambio cultural
Saber que estaba nominado entre los 10 finalistas del tradicional concurso de Personalidad Cordobesa 2024 de La Voz fue de un impacto tal que Santiago Merlo (49) necesitó algunos minutos para recomponerse y responder la notificación. Ser luego uno de los tres más votados por el público terminó de coronar un año de avances y su larga trayectoria como referente de la comunidad trans cordobesa.
Desde 2017 lleva adelante La Casita Trans, espacio que creó junto con otros voluntarios y que sostiene con mucho esfuerzo para acompañar a infancias trans y no binarias en sus procesos de construcción y expresión identitaria desde un abordaje familiar. La asociación civil fue una de las cinco nominadas al Jerónimo de la Gente de este año, una distinción que entrega la Municipalidad de Córdoba.
Como licenciado en Comunicación Social, se desempeña en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), al que ingresó gracias al cupo laboral trans, y también trabaja como docente del Cenma sede UPC en el programa de Extensión Maite Amaya, dirigido al colectivo LGBTIQ+.
Santiago recibió su distinción con mucha emoción acompañado por su amiga Carolina y por sus padres, que viajaron desde Villa Dolores para acompañarlo. Tomado de la mano de su padre Carlos, y considerándose un sobreviviente, expresó la importancia de este reconocimiento para que la diversidad siga siendo un tema en agenda y para visibilizar el trabajo cotidiano que realizan en la Casita.
–Aunque no ganaste el primer lugar, fuiste el más votado por el público. ¿Qué sentís?
–Me emociona mucho porque ese es el premio que a mí me importa: la gente. Que la gente hable de esto en su casa, en la escuela, en su mesa de fin de año en estas Fiestas. Es por lo que uno trabaja, por hacer ese cambio cultural. Eso implica un trabajo sostenido, dar información, hacer que se visibilice y poner el cuerpo, más en un año tan difícil. Ningún reconocimiento vino escindido de haters, de discursos de odio, de hostigamientos, incluso los comentarios pasaron a la acción y hoy estoy en un circuito de denuncias. Pero seguirnos visibilizando es la forma de continuar defendiéndonos, que sepan que acá estamos para resistir.
–¿Qué creés que tenés en común con tus compañeros de terna?
–Tenemos una vocación por nuestra actividad, amamos lo que hacemos, tenemos familia a cargo, estamos relacionados con la docencia, así que no somos tan diferentes. Yo tuve la oportunidad de conocer lo que ellos hacen por este certamen y nos merecemos esto los tres. En mi caso, es importante recordarlo porque, por todo lo que sufrimos las personas trans, sentís que no es tu lugar, que no es para vos, sentís culpa de que otros no estén, sentís culpa de estar vivo, sentís que otros lo hacen mejor. Tuve que trabajar en el merecimiento y en entender que mi trabajo es valioso e importante.
–¿Cómo vivís que hoy te acompañen tus padres en este homenaje?
–Es reloco porque nunca los invité a un evento. Siempre traté de cuidarlos, de resguardarlos de la mirada de costado, de protegerlos del “pueblo chico infierno grande”. Siendo del interior, hice mi camino muy en solitario desde chico y venimos de recorridos de familias tradicionales, siempre con falta de información. Por eso, que hoy estén acá sintiendo orgullo, alegría y felicidad, cuando podrían estar desencajados, es una satisfacción muy grande. Esto es un premio también para mi papá y es un regalo para mi mamá, que justo hoy está cumpliendo años.