Miradas opuestas sobre Spotify Wrapped, la función que es furor durante el cierre de año
A favor: Una obra maestra
Brenda Petrone Veliz
Al menos tres semanas antes de su lanzamiento a nivel mundial, Spotify Wrapped se mantuvo entre las principales tendencias de X. Los usuarios le reclamaban a la plataforma que lanzara su resumen anual para saber cuáles fueron sus artistas, álbumes y pódcast más escuchados del año, cuántos minutos pasaron inmersos en una misma canción y cuál fue su top cinco de canciones preferidas.
Aún con las críticas recibidas por el retraso del lanzamiento, los errores en la lista de podios (muchos consideraron que fueron adrede para incluir artistas que están en los top globales) y el recorte de contenido (el año pasado había una lectura más profunda sobre los géneros más escuchados), Spotify Wrapped es una obra maestra en constante evolución.
La aplicación es una de las pocas de su estilo (por no decir la única) que comparte sus datos con los usuarios y de una manera no solo sencilla de entender, sino entretenida y adictiva. Su éxito se basó en el magnífico uso del storytelling a través de historias cortas y un sencillo modo de desplazamiento hacia el costado que tan bien le funciona a TikTok e Instagram.
A eso se le suma el hecho de poder compartir el resumen anual en otras redes sociales. Si bien no a todos les interesa lo que escuchan sus seguidores, es un dato “de chusma” llamativo.
Vale reconocer que todos los meses la prensa de Spotify envía información artística y musical a los medios de comunicación, reflejando así el interés de la empresa en evidenciar transparencia y reflejar tendencias en todo el mundo.
Por otro lado, la plataforma acerca herramientas para creadores y artistas y con Spotify Wrapped les brindó la posibilidad de compartir datos de escucha y mensajes cuasi personalizados con sus seguidores, permitiéndoles así otra alternativa para acercarse a ellos en especial cuando son multitudinarios.
En conclusión, los resúmenes anuales de Spotify evidenciaron un gran crecimiento a través de los años. Con algunos errores, pero muchos aciertos, la plataforma consiguió generar un contenido atractivo y amigable para sus usuarios que se actualiza en función de sus intereses.
En contra: ¡Ya basta de números!
Noelia Maldonado
“Estas películas seguro te gustarán”; “Porque la última vez pediste una hamburguesa, estos son nuestros menús recomendados para vos”, “¿Estás buscando alojamiento en Brasil?: echa un vistazo a estos hoteles”.
Levante la mano quien no se haya encontrado en el último tiempo con mensajes de este tipo en las aplicaciones que utiliza a diario.
Cualquier cosa que hagamos en el mundo digital deja una huella que la inteligencia artificial y los programas de procesamientos de datos se encargarán de usar a nuestro “favor” para ofrecernos más y más de lo que saben que queremos o necesitamos.
Lo mismo ocurre con las estadísticas. En cualquier plataforma que entremos tendremos datos de “Las más leídas”, “Las más vistas” o “Las más escuchadas”. El mundo se ha reducido a datos, a información que pasó de ser íntima a pública (y ojo cuando aceptamos las políticas de privacidad que allí hay otro engaño).
No es novedad que todo el consumo cultural se guía por aquellas cosas que funcionan o venden, lo novedoso es que, como usuarios, aun sabiendo que seremos manipulados, pidamos más y más de esa tiranía.
Entonces llega un momento en el que las charlas sobre artistas se reducen a comentar que tal tiene tantas visualizaciones y tal otro muchas reproducciones en Spotify.
Y es justamente esta aplicación la que más ha sabido capitalizar a su favor la supuesta “transparencia” que sus datos ofrecen.
Con su Spotify Wrapped la proveedora de música y contenido sonoro logró manejar la conversación durante varios días. Así, nos encontramos todos “chusmeando” los datos de lo que escucharon nuestros amigos de redes sociales solo por el gusto de conocer si son más sofisticados, más raros o más populares que los nuestros.
¿Y qué ganamos con eso? Nada, solo perder el tiempo.
Si bien el meme dice “A nadie le importa lo que has escuchado este año”, el tema es que para muchos sí importa.
La música se aleja cada vez más de su costado placentero y sin propósito para acercarse todos los días un poco más a su función utilitaria que la reduce a números.