Son primera generación de universitarios y la pelean a diario para poder estudiar

Sol Paduan tiene 24 años, nació en Villa Ocampo, un pueblo del interior de la Provincia de Santa Fe. Hoy está en quinto año de la Licenciatura de Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). A pocas materias de recibirse, recuerda y destaca el esfuerzo que su familia dedicó para que ella se forme profesionalmente.

“Cuando decidí estudiar Psicología, busqué a qué universidades podía ir. La opción más cercana era una universidad privada, pero era muy costosa y no podía pagarla. Así que averigüé entre las universidades públicas y finalmente me decidí por la UNC”, le cuenta Sol a La Voz.

Ella es la primera de su familia en acceder a una carrera universitaria. Su madre es docente y su padre, policía; desde siempre, las posibilidades económicas de la familia eran muy limitadas. Su abuelo fue carnicero y su abuela, ama de casa.

“Mi familia siempre me preguntó qué quería estudiar. Ellos deseaban que yo acceda a un título universitario porque ellos no tuvieron esa posibilidad. Mis padres me tuvieron de muy jóvenes, y mi papa trabajó desde muy chico. ‘Quiero que puedas elegir qué estudiar’, siempre me decía”, recuerda.

En 2018 hicieron un primer viaje a Córdoba para averiguar las inscripciones y buscar departamentos para la estadía de Sol.

Si bien a la familia nunca le faltó lo básico para subsistir, la cursada universitaria representaba un gasto que, con los ingresos que tenían en ese momento, difícilmente podían costearlo.

Por ello, vendieron rifas, fideos caseros, alfajores de maicena, pasta frola, entre otras cosas para juntar dinero. Así fue como pudieron abonar la comisión inmobiliaria del departamento y los gastos de los primeros alquileres.

“Esta es la posibilidad de acceder a un titulo universitario con todo lo que ello implica. No es simplemente rendir y aprobar. Reconozco que había y hay un esfuerzo muy importante de mis viejos para que yo tenga esta posibilidad”, asegura Sol.

A punto de recibirse, la joven comenzó a trabajar. Ella tiene un hijo de 4 años y logró organizar su rutina para poder atender a todo, siempre con la ayuda de su familia. Está realizando las prácticas universitarias y fue elegida presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Psicología de la UNC.

“En la Universidad te encontrás con todas las clases sociales. Tengo compañeros con empleadas domésticas y otros que han trabajado de eso toda su vida. Hay una realidad muy diversa en las aulas. Que sea publica te permite acceder a ella”, concluyó.

“Gente común”

Catalina Bassini, tiene 20 años, está en el primer año de la Licenciatura en Cine en la Universidad Nacional de Córdoba. Vive en Sierras Chicas y viaja a cursar con el boleto educativo gratuito. Utiliza el interurbano y a veces hace trasbordo. El viaje dura más de una hora.

Al igual que Sol, es la primera de la familia en estudiar en la universidad. “Mi viejo empezó a trabajar de chico y no pudo seguir sus estudios. Mi mamá nació en una comunidad gitana y no la dejaban estudiar”, dice.

Los trabajos prácticos de filmación demandan contar con recursos económicos para poder realizarlos, tanto para el alquiler de equipos como el pago de traslados, de recursos humanos, etcétera.

“Nosotros ahora estamos cerrando el año y para algunos parciales tuvimos que hacer rodaje. No tuvimos que alquilar cámara por suerte porque en el grupo hay una, pero sí tuvimos que pagar el sonido. No es tan barato. Me ayudan mis viejos para pagarlo”, cuenta.

“Es gratuita la universidad y es una educación muy rica. En Artes somos todos gente común. A veces la gente con mayores recursos estudia en lugares privados”, cierra Catalina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *