Ariel Puchetta, cantante de Ráfaga: “El Cantando me quitó energía y me hizo mal”

Ariel Puchetta, el histórico cantante de Ráfaga, no habla con el casette puesto, de memoria. No le tiembla la pera al afirmar que no volvería al universo del Cantando porque le quitaba energía y le hacía mal, ni le suma épica cuando rememora cómo fue que con su grupo llegaron a tocar frente a 100 mil personas en Rumania. A sus 45 años, aprendió en carne propia que no hay que tomarse muy en serio los vaivenes de la música, justamente porque hoy estás arriba y mañana la realidad te baja de un hondazo. 

En cambio, desde su retorno al grupo en 2018, decidió disfrutar el momento, que ahora los tiene festejando ni más ni menos que 25 años de historia. Son, sin dudarlo, parte de la banda de sonido de la fiesta argentina en el último cuarto de siglo, le guste (o no) a quien sea, y están consagrados como una suerte de “cánon” para la cumbia en esta región. 

Ahora, la banda está ansiosa porque retoma la ruta el próximo viernes, con un show en el Teatro Luxor de Villa Carlos Paz. Será de hecho la primera gira en casi un año, desde que la pandemia por Covid-19 cambió al mundo tal como lo conocíamos. 

Ráfaga vino aprovechando todas las opciones que se fueron “liberando” paulatinamente: desde los shows vía streaming a los autoconciertos y la dualidad del show en teatro que además se transmite vía web (como el que dieron anoche en Obras Sanitarias). “Cuando hicimos el primer show virtual era complicado cantarle a una cámara”, confiesa sin agregarle romanticismo a la situación Puchetta. 

El vocalista estuvo en los comienzos de Ráfaga hasta el año 2003, luego tuvo un impase como solista y en 2018 retomó su puesto en el grupo, sinónimo de la movida tropical en Argentina.

Puchetta estuvo en la etapa más intensa del grupo. Al principio, luchando por ser conocidos en un mercado competitivo, y luego cuando se hicieron fuertes en un circuito muy desgastante para los músicos.

Luego probó una etapa solista que tuvo altibajos, hasta que volvieron a cruzar sus caminos. “No fue una junta por necesidad, sino porque creíamos que era momento de estar juntos nuevamente. Yo disfruto mucho porque como me fui de la banda, recién ahí pude ver desde afuera todo lo grande que habíamos hecho con el grupo, con canciones muy conocidas y habiendo recorrido 20 países. Adentro del grupo a veces no te das cuenta de cosas que son impresionantes, por eso ahora lo disfruto desde otro lugar, mucho más que antes”.

Viendo en retrospectiva, cualquier cálculo simple hace suponer que en 25 años los músicos de Ráfaga deben haber estado en más fiestas de las que cualquier mortal tendría en su vida. Puchetta lo asiente con una mueca de complicidad, pero rápidamente aclara: “Somos personas muy sanas, nunca no metimos con drogas ni nada, fuimos un grupo muy cerrado entre nosotros, y no permitíamos que se acercaran este tipo de personas. Sí teníamos fiestas lindas de joda, salir, ir a bailar y aprovechar cuando teníamos tiempo. Pero sí, he vivido cosas que si no hubiese estado en Ráfaga no las hubiese vivido”. 

–¿Por ejemplo?

–Cuando todavía no éramos conocidos, nos tocó una gira a Estados Unidos, pero no porque nos hayan contratado de allá, sino que nos llevó la compañía en la que estábamos para un evento en Miami. Ya el hecho de ir allá era más que un sueño… porque ni lo pensábamos posible. Se dio al primer año de Ráfaga, porque teníamos un lindo show. Fuimos con Antonio Ríos y el Grupo Red, que estaban a full ellos. No teníamos ni un dólar…yo era el que más plata había llevado, y eran 500 pesos-dólares. Tuve que gastar parte de eso en transformadores de 220 a 110 voltios, pero que los músicos de otras bandas no nos querían prestar nada. ¡Fue todo cuesta arriba!

–¿Y el país más extraño al que fueron?

–Rumania, donde nos llevamos una sorpresa enorme y linda porque no sabíamos que éramos tan conocidos: llegamos y teníamos fans, traductores, seguridad las 24 horas, fiestas de MTV, notas en los canales más importantes, y el día del concierto fueron 100 mil personas a vernos, y no había ninguna otra banda. Eso fue en 2003, una locura…. Imaginate que nos auspiciaba Marriot y Air France, cosa que nunca pasaría acá, je. 

–¿Cómo se explica que un rumano que no entiende español se pone a bailar y cantar sus canciones?

–Nosotros también nos preguntábamos eso. El tema es que nosotros éramos muy conocidos y sonábamos muchísimo en las Islas Canarias. Íbamos bastante a tocar allá. Un verano había un empresario rumano de vacaciones en las islas, dueño de una marca de cerveza de Rumania. Cuando volvió a su país, hizo una publicidad con La luna y tú, una canción nuestra. Además allá también se consumía mucho la novela Muñeca Brava, con Natalia Oreiro que cantaba cumbia, y nosotros también aparecimos algunas veces en la novela. Cuando pasó eso, que asociaron nuestro look y la música por la publicidad, nos empezaron a consumir y nos llevó a semejante éxito allá. 

–Mencionabas el look. Han pasado tantos años y han seguido fieles a sus trajes medievales. ¿Hay una relación “amor-odio” con el vestuario, pensaron en cambiarlo?

–¡Muchas veces! Igualmente no usamos el mismo estilo de los comienzos, son otro tipo de trajes con sacos más cortos. El tema es que cuando usábamos esa ropa teníamos 20 y pico de años y una delgadez que nos quedaba todo perfecto. A mí me encanta el look medieval de Ráfaga, pero los músicos más pibes ya no quieren saber nada con eso de los chabot, entonces tratamos de seguir elegantes pero que nos quede bien y nos sintamos cómodos. Ahora aquella ropa no nos queda tan bien, ¡pasaron 25 años y crece un poco más la panza! 

–Tienen un montón de canciones que son himnos emblemáticos de la noche argentina. ¿Cuáles son las que más te siguen gustando cantar y cuáles te han cansado?

–Por suerte, no me cansan cantarlas para la gente. Me da mucho placer lo que producen en los demás, entonces no siento un peso porque cuando llega Mentirosa, por ejemplo, sé la reacción que tiene en el público. Hoy la canción que une a las generaciones en La cerveza, la disfrutan todos. Eso me da mucho placer y yo nunca renegué de los éxitos, ni cuando me fui de Ráfaga, siempre las seguí cantando en vivo. 

El duro golpe del Covid-19

A nivel personal, los dos últimos años han sido devastadores para la familia Puchetta. En 2019 falleció su padre tras varios problemas de salud y al mes murió su hermana, y el 23 de noviembre de 2021 perdió a su madre, víctima de Covid-19. “Estuvo bien los primeros días, después se complicó y pasó todo lo que uno ya sabe que le pasa a la gente mayor”, dice Ariel, obviamente afectado por la pérdida pero con la fuerza como para seguir adelante.

“Imaginate que en un año perdí el 70 por ciento de mi familia, porque si bien yo tengo a mi mujer, mi hijo chiquito y mi hija, además de mi hermana y mis sobrinos, pero la familia de cinco pasó a quedar de dos. En un año perdimos todo. Uno sabe que es la ley de vida, lo normal es que se vayan nuestros padres antes que nosotros, pero a mí me tocó que se vaya todo de golpe y obviamente todavía uno está con ese cimbronazo enorme de la vida, y se siente castigado. Pero también soy una persona enérgica, fuerte, que trata de estar bien, porque no queda otra además… mi bebé tiene un año y medio, y la vamos llevando. La música te rescata también de un montón de cosas, te mantiene ocupado, tratando de que el dolor vaya mermando en algún momento”. 

Todo mal con el Cantando

Entre otras cosas, por esa situación que atravesó su mamá, Puchetta se bajó el año pasado del Cantando 2020. Ahora, poniéndolo en perspectiva, aclara que tampoco volvería al certamen televisivo, que le resultó desgastante y nocivo.

“Cuando mi mamá estaba jodida no estaba concentrado como para hacer el trabajo que había que hacer ahí. Y por otro lado, el tema de los roces con los colegas y las cosas que pasan ahí son algo que no me gusta, ese tipo de exposición mediática. Me divertí un rato, al comienzo el lleva y trae con Rodrigo (Tapari, quien lo reemplazó en Ráfaga cuando él dejó el grupo), con quien no somos amigos ni enemigos, siempre hubo un respeto mutuo. Hubo cosas que por ahí me molestaron, las dije y quizás no las tendría que haber dicho. Después hubo un enojo con Karina por la puntuación que me había dado. Primero me divertía y después no la pasaba bien, así que decidí no seguir, y no volvería a algo así. La pelea y la discusión te quita mucha energía, me hace muy mal, no me hace bien. Los haters te matan, te dicen de todo, que también al principio me reía, pero después se transforma en algo feo. No me siento capacitado para estar en ese lugar”.

Para ver en vivo

Ráfaga actuará el próximo viernes 12 de febrero en la función trasnoche del teatro Luxor, a las 1.30. Tickets en Autoentrada.com. Con Club La Voz, 25% de descuento, abonando en efectivo.

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