Daniela Spalla, Juan Ingaramo y la concreción del sueño pop
Daniela Spalla y Juan Ingaramo se reúnen en un balcón con vista al Mario Alberto Kempes y a la Circunvalación extendida. Y mientras contemplan el mundialista dormido y el ajetreo vehicular, inmediatamente asocian la postal urbana con otras de ciudades conocidas en el desarrollo de sus carreras como artistas consagrados del pop latinoamericano.
“Me hace acordar a Monterrey”, dice Spalla, establecida en Ciudad de México desde hace una década. “Tal cual. Desde esta elevación es Monterrey”, asiente Ingaramo, quien no para de crecer con Buenos Aires como epicentro.
Sus miradas y pensamientos se pierden en ese horizonte. Pero ayer nomás, Daniela era una joven y aterciopelada cantante con aires de diva, y su congénere Juan era el baterista exquisito de su banda.
A ellos también les parece “loco” el asunto, aunque no lo ven como algo extraordinario sino como el comienzo divertido de sus respectivas trayectorias con alcance “regional” y crecimiento insospechado. En otras palabras, “aquel show en el auditorio de La Voz” o “aquel otro en el Galileo de la Gauss” sólo constituyeron el big bang natural del estrellato que hoy cultivan.
En ascenso
Plantear “estrellato” no es desmesura. Daniela Spalla atropella con discos de pop suntuoso desde su ciudad de residencia, donde ya agota entradas en espacios como el Lunario del Auditorio Nacional o el Teatro Metropolitan.
Por su parte, Ingaramo consolida su posición como solista de pop transversal y desprejuiciado que puede sonar trapero, soulero o cuartetero, según el antojo de turno.
“Siempre soñé con ser cantante, poder tener una carrera, conocer otros lugares, cantarle a un público que, tal vez, no creció en el mismo lugar que yo. Y después empieza a pasar que cuando conseguís un objetivo, inmediatamente dejás de pensar en él para pasar a otro más y a otro más”, confiesa Spalla a la hora de naturalizar el curso de su vida artística.
“De pequeñito ya estaba, seteado como cantante, eh –interviene Ingaramo-. Hay unos videos por ahí en los que aparezco con sombrero cantando con un micrófono. Cuando los vi me dije ‘mirá, qué culiado’. Tenía mucho impulso, evidentemente. Muchas ganas de trascender con la música, ya sea como baterista o solista”.
Más allá de los vínculos afectivos – artísticos, reunir a Daniela y Juan tenía sentido porque tomaron decisiones opuestas ante el parate por pandemia.
Veamos. Mientras Spalla optó por publicar Puro teatro, el disco que tenía en gateras, Ingaramo decidió esperar un contexto menos atravesado por la incertidumbre para el sucesor de Best seller (2018). O para el sucesor de una obra que profetizó la optimización de los géneros urbanos para el nuevo pop nacional.
“Yo lo tenía terminado al disco… Lo único que me quedó por hacer fue la sesión de fotos. Hice unas fotos de emergencia para anunciar la presentación del disco durante el (festival) Vive Latino. Iba a hacer un Metropolitan con ese fin. Pero cuando estaba en eso, todo empezó a ponerse todo raro, así que las fotos para el flyer de ese show terminaron siendo las del disco. Yo sentí que debía publicarlo”, rearma una Spalla que también conmocionó con Bailando lentos, una balada junto a Goyo de Bandalos Chinos.
“A mí faltaba un toque y no podía ir ni al estudio. Porque era la Fase 1, ¿se acuerdan? Hasta que me dijeron que podía sacar un permiso y pensé ‘No voy a luchar contra esto. Banco un toque’. Un poquito la disfruté (a la cuarentena). A la cuchita. No sufrí el pasivo. Me hubiera vuelto más loco de haber mantenido el movimiento”, suma Ingaramo en alusión implícita a su paternidad.
“A mí también me gustó tener tiempo para cosas que postergaba por su falta –interviene Spalla-. Pero en agosto la cuestión empezó a pesar. Fue cuando se empezaron a cancelar los shows que ya se habían reprogramado para diciembre. Ahí caí en la cuenta de que esto iba para largo”.
Presente
–Daniela, ¿sentís que “Puro teatro” estiliza y profundiza el planteo estético de “Camas separadas”?
–Daniela Spalla: Sí, Puro teatro profundiza una exploración que ya venía. Y mi relación con (el productor) Adán Jodorowsky en la parte creativa. El desafío fue que no quedara un disco igual al otro.
–¿Y en tu caso, Juan? ¿Vas a continuar o romper la línea de “Best Seller”?
–Juan Ingaramo: Es muy orgánica la parte de creación, por lo que no me doy cuenta de la posibilidad de un cambio. No lo veo al nuevo disco como algo para romper. Me encantaría que sea algo nuevo, pero lo dirás vos en su momento. Yo lo siento como un fluir, como algo que va. Es más intuitivo. Hay primeras luces de algo nuevo. Estoy encontrando algo nuevo que me está gustando.
–En “No necesito”, el simple de adelanto, hay algo más orgánico, brasses (vientos)…
–Ingaramo; Es algo nuevo para mí y me encanta. ¿Probaste brasses, Dani?
–Spalla: No…
–Ingaramo: Te cambia la vida, eh.
–Spalla: En realidad los probé en una canción que no me gustó cómo quedó. Lo que probé en Puro teatro fueron las cuerdas.
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A propósito de temas que no conforman, ¿sienten que su generación combate seriamente los temas de relleno en los discos? Quizás tenga que ver con que los construyen (a los discos) simple a simple.
–Spalla: No escribo pensando en el contenido de un tema de relleno. Eso es despreciar un poco la canción. Pero es cierto, las canciones de un disco salen con video, pero todo va cambiando tan rápido…
–Ingaramo: El disco full es el nuevo single.
–Bueno, ese es el planteo de un artista como Bad Bunny, que publicó tres discos en el año pandémico. ¿Están atentos a la evolución del mainstream o sólo se dejan afectar por la música que los conmueve?
–Ingaramo: Me dejo afectar por la música que me conmueve, pero eso (Bad Bunny) conmueve una zona de mi ser.
-Spalla: Hay cosas en el mainstream que marcan el rumbo para lo más independiente, así que sí, estoy atenta.
Rumbos
–Juan, ¿en qué momento te asumiste cantautor?
–Ingaramo: En un momento era sólo baterista. Después estudié en la facu, empecé a componer y más tarde me fui a Buenos Aires con la banda Globo… Cuando decidió irse Fran Saglietti, que es el que hacía las canciones, tuve que empezar a hacerlas yo. Pero en ningún momento pensé que sería solista. Se fue dando por la misma fuerza de la música y por las circunstancias. Es que cuando yo tocaba la batería y cantaba, le mandábamos lo temas al productor Rafa Arcaute y él terminó viendo algo. Hace unos veranos, Rafa me escribió un mail diciendo “noto ciertas diferencias en tus temas en relación a los del resto, juntémonos a charlar”. No me había dado cuenta de ese potencial. Me dio culpa y un montón de cosas más. Ese chabón tuvo bondad para con nosotros.
–¿Para vos también fue fundamental Rafa Arcaute, Daniela?
–Spalla: Ni hablar. Fue como un curso de composición trabajar con él. Entender el sentido de una canción, su propósito.
–Ingaramo: Es para rescatar lo de Rafa porque en la industria no hay mucho amor, me doy cada vez más cuenta de eso.
–Spalla: Prevalece el interés, es así. Quizás puedas conectar con alguien desde otro lado, pero será un amigo excepcional. No todo el mundo te acompañará orgánicamente todo el tiempo.
–¿Siguen de cerca la evolución estadística de sus lanzamientos? ¿Están atentos a los niveles de reproducciones o vistas?
–Ingaramo: Estoy encima en la medida que el lanzamiento lo merezca. Desde que nació mi bebé, estoy más tranqui con eso. También tiene que ver con la naturaleza de las obras. No todo está pensado en función de esa fiebre. La industria también lo entiende así, ojo. Son estrategias. Si jugás todo con eso, te volvés loco. Y veo muchos (pero muuuchos) que se vuelven locos al lado mío.
–Spalla: Me pasó en 2019. Con cinco amigos con los que hacemos música terminamos el año todos bajoneados porque nos habíamos dejado llevar por los números. Eso había regido el valor de lo que hacíamos. Desde entonces, lanzo una canción y no leo comentarios, ni veo views, plays, nada. Está bueno lo que dice Juan sobre la industria entendiendo la naturaleza de cada movimiento.
–Ingaramo: Hay modelos de negocio para todo, algo que tardé en darme cuenta…
Disqueras
–¿Tienen contratos con disqueras?
–Spalla: Sí.
–Ingaramo: Sí, claro.
–¿Pero este es un tiempo en que el artista firmado tiene mayor autonomía y posibilidades de velar por sus derechos?
–Spalla: Hay varios modelos que conviven. Tengo amigos que están firmados por agregadoras y tienen unos contratos muy favorables.
–Ingaramo: Depende la naturaleza de cada proyecto. Hay artistas que jamás los metería en una major; y hay otros que no podrían hacer nada si no estuvieran con Sony Music… Traperos que se piden 200 lucas verdes de adelanto a The Orchard y con eso hacen videos, se bancan su delirio y les chupan un huevo los Latin Grammy y todo lo demás. Diferentes caminos.
–¿Cambió algo la paternidad en el curso de tu carrera, Juan?
–Ingaramo: Cuando Lila nació, programé shows para un mes y medio después. Pasado ese tiempo, había laburo que afrontar… Lo de Las Vegas (la celebración del Grammy Latino 2019), por ejemplo, fue una alarmita de cinco días. Estuvo bueno, la pasé bárbaro, pero extrañé de unas forma nueva. Y después vino México… Estuve 12 días y Lila era muy chiquita. Ten cuidado con lo que deseas, porque después no viajé más… Era muy nuevo todo para mí y sólo quería estar con Violeta (su novia) y Lila. Supongo que luego uno se acostumbra. O te la llevás de gira. Sería un sueño.
–Juliana Gattas, de Miranda!, lo hizo en su momento.
–Spalla: Julieta Venegas también. Ximena Sariñana… En varias charlas que hemos tenido sobre estos temas, el rol de la mujer en la música y todo eso, siempre concluimos que faltan referentes. Las hay, pero faltan más. Las referentes que tenemos son artistas que tienen la estructura para poder girar con sus hijos, pero la realidad es que otras tantas tienen que frenar.
–Daniela, ¿México es tu lugar en el mundo? ¿Contemplás una vuelta o empezar a trabajar otro mercado?
–Spalla: Por ahora es mi lugar en el mundo. Después se verá. Este año nos demostró que todo puede cambiar de un día para el otro. Estoy ahí, trabajando para desarrollar lo que conseguí y para expandirme. El plan para este año era ese, expandirme.
–Pero bueno, pasaron cosas.
Discos y simples
En 2020, Daniela Spalla publicó el álbum Puro teatro y el simple Bailando lentos, junto a Goyo de Bandalos Chinos. Juan Ingaramo, por su parte, sólo propuso No necesito, adelanto de un nuevo disco que saldrá en mayo.