Sin festivales, sin ingresos: cómo afectan las cancelaciones a las ciudades turísticas
Aunque hace unos meses todavía se esperaba que algunos de los festivales del verano pudiera llevarse a cabo, la reciente cancelación del Festival de Folklore de Cosquín de modo presencial da por tierra con las esperanzas.
Uno a uno, en efecto dominó, varias de las intendencias de ciudades turísticas de Córdoba fueron anunciando los eventos que este verano no se llevarán a cabo: ni el Festival de Nacional de Doma y Folklore de Jesús María, ni el Festival de Peñas de Villa María, ni el Encuentro de Colectividades de Alta Gracia, ni el Festival de Cosquín.
Se pueden sumar cancelaciones previas, como la tradicional Fiesta Nacional de la Cerveza, de Villa General Belgrano, que este año o se realizó. Y, también, otras que aún no anunciaron si se harán o no, como el Festival Nacional de la Avicultura, en Santa María de Punilla.
A continuación, cómo calculan los habitantes, comerciantes y autoridades de estas ciudades que serán los efectos colaterales de la falta de estos grandes eventos en el verano.
Cosquín
La cancelación del espectáculo mayor de Cosquín Folklore días atrás cayó como un balde a gua fría entre los locales que esperan todo el año por esas nueve noches y sus respectivos días, cuando los camiones van y vienen, repletos de ingredientes para los locros y las empanadas. Gran parte de los cosoínos trabaja casi 24 horas al día durante la fecha del festival e incluso tiempo antes cuando reciben a las delegaciones que participan del Pre Cosquín.
Iván Villalba es dueño de dos restoranes, uno a metros de la Plaza Próspero Molina, y ante la noticia de la suspensión del festival se muestra muy enojado y desalentado: “Acá muchos dependemos del festival, incluso del Pre Cosquín. A mí me sirve mucho porque nosotros le dábamos de cenar a las delegaciones. Aunque el año pasado ya venían medio flojas”, dice Villalba que para esta época ya contrataba cinco o seis empleados nuevos.
El comerciante asegura que muchos gastronómicos se unieron frente a la dificultades que trajo la pandemia y que algunos ya están pensando en cerrar en marzo cuando pase la temporada que avizoran muy floja: “Quizás cierre uno de los dos negocios porque no los puedo mantener. Fueron ocho meses sin turismo y sin movimiento”.
Según Villalba la temporada no será fuerte en Cosquín porque el lugar “no tiene más que ofrecer por fuera del festival”. Y agrega: “Que no se haga el festival es culpa de la pandemia, pero que Cosquín no tenga nada para brindar es culpa del Gobierno”.
Por otro lado, Jorge Barrera, dueño de una casa de productos regionales justo en frente a la Plaza Próspero Molina, espera que la temporada compense un poco la falta del festival que es irreemplazable:
“Estas son razones de fuerza mayor y estamos a la buena de Dios. Se hará lo que se pueda”, dice resignado. Y agrega: “Los resultados de este verano caótico los vamos a ver recién en marzo”.
Barrera cuenta que para esta fecha, en otros años, ya estaba preparando los horarios y los turnos del personal extra, porque las jornadas arrancaban a las 8 y cerraban a las 5 en la época del festival. Este año no será igual pero tratarán de trabajar con el turismo. Cuenta que no contratará personal extra, no comprará mercadería nueva y hará promociones para competir.
“Más allá de lo económico el festival era alegría. Mueve la fibra de Cosquín. Es mágico el día que comienza porque explota todo de entusiasmo”, agrega. El comerciante, que conoce desde hace varias décadas ese fuego, se anima a compararlo con Hollywood: “Los grandes artistas estoy seguro de que vendrían gratis con tal de estar acá”.
Jesús María
El impacto por la suspensión de la edición 56 del Festival de Doma y Folklore ya se siente en Jesús María que se prepara, por primera vez en su historia, a tener un enero sin su evento más representativo, el que derrama ingresos y ganancias por doquier. Se notará esa ausencia en la hotelería, en la gastronomía, en el transporte, en la venta de combustible, y en los cientos de empleos temporales que genera, entre muchos otros ítems.
El propio festival tendrá que absorber con ahorros propios sus gastos fijos anuales que suman unos 8 millones de pesos. En la lista de gastos, la fiesta afrontará sin nuevos ingresos la manutención del campo de la doma, la carga impositiva y tributaria, y del costo laboral por sus empleados.
Paralelamente, las escuelas socias y dueñas de la fiesta tendrán que estirar las ganancias que recibieron este año por un total de 9,3 millones de pesos y hacerlos durar hasta fines de 2021. A lo largo de las 55 ediciones anteriores, casi no hay antecedentes de años sin ganancias y mucho menos de una suspensión total de las noches festivaleras.
Pero la que más perderá con la suspensión es la microrregión que componen Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate ya que, según los cálculos estimados de la edición de enero de este año, se derramaron alrededor de 600 millones de pesos en diez días.
La estimación procede de encuestas realizadas entre los turistas que fueron más de 300 mil distribuidos en diez noches y que partieron de gastos diarios, por persona, de 350 hasta 5000 pesos.
El municipio de Jesús María, en particular, se perdió de embolsar unos 20 millones de pesos en concepto de venta de espacios callejeros para la feria que se monta en los alrededores del anfiteatro José Hernández. Si bien ese dinero se reinvierte casi en su totalidad en el operativo festival, les alivia a las arcas municipales el pago de los cientos de empleos temporarios que genera entre barrenderos, inspectores, y personal para los operativos de seguridad.
Incluso, representa un menoscabo para los ingresos del personal policial con el que se monta el operativo de seguridad durante las diez noches de festividad porque se trata, mayoritariamente, de horas extras que se cumplen por fuera de sus tareas habituales. A los lugareños les cuesta pensarse sin esa fuente de ingresos generosa que se venía repitiendo desde hace tanto.
Villa María
“Es como una aceleración de cero a cien durante los cinco días que se enciende el festival”, dijo Gabriel Falchetto, presidente del Ente Deportes y Turismo organizador del Festival de Peñas, sobre el impacto del Festival de Peñas en Villa María.
Todos los hoteles de la ciudad venden al cien por ciento sus 1.582 plazas y, además, se alquilan 450 casas y departamentos en forma temporaria por particulares. La ocupación total de la hotelería derrama en la región y abarca instalaciones de 60 kilómetros a la redonda, explicó Noelia Macagno, directora de Turismo. También venden camas, ciudades más lejanas como Oncativo, Marcos Juárez y General Cabrera.
La gastronomía, el transporte, la venta de combustibles y el comercio en general va a sentir el impacto de no tener este año el festival. “Da tristeza no poder hacerlo por lo que genera para todos los sectores. Muchos esperan el festival para reactivar sus arcas”, agregó Falchetto.
En el caso de la hotelería, uno de los sectores más golpeados este año por la pandemia, la época del festival es la “temporada alta” por la demanda que genera y las tarifas suben, en algunos casos, hasta un 300 por ciento para esos días.
En febrero de 2021 no habrá festival, pero el aliciente es que nueve hoteles tienen asegurado 15 noches de ocupación plena: se jugará en Villa María la Liga Nacional de Vóley masculina, con 32 equipos de 14 provincias.
Además de las cinco noches propias del Festival de Peñas y todo lo que genera, en torno al Anfiteatro se produce en los 10 días previos el llamado Recorrido Peñero.
Son 65 stands comerciales, una decena de patios de comida y peñas con música en vivo, carpas de emprendedores y artesanos, entre otras actividades a lo largo de casi un kilómetro de la avenida Costanera.
En el verano 2020 estimaron que unas 500 mil personas pasaron, compraron y comieron por este recorrido durante esas dos semanas.
Una de las peñas más grandes que funcionó durante los últimos 15 años es la del grupo folklórico Los Soñadores. Uno de sus creadores, Juan Carlos Salas, contó que este año fueron vendiendo elementos que tenían como capital de la peña para reemplazar ingresos que no tuvieron ante la imposibilidad de hacer presentaciones en vivo.
La peña genera cada verano entre 34 y 40 puestos de trabajo entre su armado, organización y atención al público. Para muchos es un ingreso que permite hacer una diferencia en el año.
La otra peña similar es de la Agrupación Folclórica Villa María. Lo recaudado cada año es utilizado para costear el sueldo de docentes, trajes de los elencos y viajes.
Para el Municipio, el loteo del espacio público en torno al Anfiteatro significa ingresos y gastos.
En el sector comercial de carpas hubo en la última edición 65 stand para diferentes propuestas, a los que se sumaron espacios destinados a concesionarias de automóviles.
Dentro de las carpas el costo para poner un punto de venta fue de 35 mil pesos, por lo solamente en eso el Municipio recaudó cerca de 2,3 millones de pesos en el total de noches por ese solo concepto.
Aparte, las concesionarias de autos, con espacios más amplios, pagaron 94.500 pesos cada una. Los peloteros y los espacios de juegos para niños abonaron 17.500 pesos. Entre los carros de comida hay diferentes precios, que fueron de 7.000 a 42.000 pesos.
Entre las erogaciones para el gobierno local están las instalaciones y servicios que se brindan para que este recorrido funcione. Alquilar una carpa de 200 metros cuadrados para micro emprendedores costó 426.000 pesos. Otras dos carpas para los stands comerciales significaron 1.700.000 pesos. La instalación de tres pantallas Led gigantes por 13 noches se pagaron 201.000 pesos. Los módulos de baños químicos implican 244.000 pesos.
Los servicios de limpieza del espacio que circunda al Anfiteatro durante esas dos semanas se contratan a cooperativas de trabajo locales por un total de 410.000 pesos. Son empresas sociales que no contarán con esos ingresos el año entrante.
El estacionamiento generó en la última edición poco más de 1.255.000 pesos, de lo que la mayor parte va para liga de fútbol infantil, a cargo del cobro, y un 20 por ciento va como subsidio a comedores y merenderos barriales, que este año no lo tendrán.
Alta Gracia
La 24º edición de Colectividades se suspendió en Alta Gracia, así como sucedió con otros festivales en otros puntos de la provincia de Córdoba. La primera edición fue en 1988. Desde entonces la fiesta ha crecido en presencia de artistas populares y cantidad de carpas.
El intendente de Alta Gracia, Marcos Torres, consideró que si bien no habrá Colectividades apuntan a tener una “excelente” temporada a nivel local y que ya se ve mucho movimiento en estos fines de semana.
Respecto de si creen que habrá menos ingresos económicos en la ciudad, consideró: “No, en absoluto. Primero, porque estamos estratégicamente ubicados. Segundo, porque tenemos muchísimo turismo que nos visita como el religioso y museológico. Y vamos a producir y trabajar sobre eventos en las plazas, para que los vecinos nos sigan eligiendo”.
Por su parte, la presidenta del Centro de Comercio, Industria y Turismo de Alta Gracia, Mariela Auer, consideró que tendrá un impacto económico importante, pero que, en el marco de la pandemia y la necesaria distancia social, podrá ser compensado con eventos de menor envergadura. “Obviamente que entendemos el impacto va a ser importante, trae mucha gente”, analizó Auer.
“Si bien las Colectividades en sí, en algunos casos, no son locales (son carpas de representantes que no habitan en Alta Gracia); esa gente hace las compras y busca los insumos en la ciudad para ofrecer la comida”, precisó.
En cuanto al sector hotelero, consideró que los visitantes suelen ser personas que vienen “esa noche” para Colectividades y suelen quedarse a pernoctar una vez mientras están de turistas. “Son de lugares cercanos, normalmente”, analizó.
Santa María de Punilla
El Festival Nacional de la Avicultura llegaría este año a su edición 29. Pero su realización todavía es una incógnita. El intendente de Santa María de Punilla, Dardo Zanotti, admitió que esperarán hasta este lunes para tomar una decisión sobre el evento que, en caso de realizarse, será con un formato distinto.
El evento creció con el paso de los años y se transformó en un festival de corta duración pero con noches que tuvieron números taquilleros y con mucha convocatoria.
Zanotti advirtió que no se justificaría armar un grilla con artistas de alta trascendencia si se autorizan actividades de hasta 300 personas. Adelantó, además, que si hubiera posibilidad de que se habiliten recitales de hasta mil personas, la recaudación en entradas se acercaría a un esquema en el que el municipio no perdería dinero.
“Los municipios no hacemos estos eventos para ganar plata pero tampoco podemos perder”, remarcó.
Y acotó que si todo sigue como se dispuso hasta ahora, el tema de la seguridad de los recitales también es una incógnita. “Si nos dicen que no pueden darnos a la Policía para la seguridad tampoco podemos hacer nada”, dijo a La Voz.
“Presentamos un protocolo para hacer eventos con el sistema de burbuja, en donde a través de vallas se puede separar a los grupos y se puede invitar a las familias, pero hasta el momento no lo autorizaron”, expresó el intendente.