Así es “Mi primer día triste”, el disco debut de Zoe Gotusso con espíritu y conexión rioplatense

Luego de meses de expectativa y dos adelantos previos que elevaron aún más la vara que la propia Zoe Gotusso había establecido en 2019 con sus primeras canciones en formato solista, la cordobesa presenta Mi primer día triste, un decidido punto de inflexión en su carrera.

La ex Salvapantallas llegó a su debut en formato álbum luego de disolver el proyecto que compartía con el también cordobés Santiago Celli y puede decirse que eligió otro tipo de sonoridad para vestir las canciones que venía trabajando desde los momentos finales del exitoso dúo.

La producción del uruguayo Juan Campodónico, de Bajofondo, es la gran novedad detrás de la música que propone Gotusso, que tuvo también al guitarrista Diego Mema como socio creativo. “Zoe y Diego vinieron con las canciones, yo los ayudé a armar el mapa arreglístico y estético de la producción y con un equipo de músicos y técnicos amigos terminamos de darle forma a los instrumentos y los sonidos del disco”, comentó tiempo atrás Campodónico en sus redes sociales.

Cuarto creciente, la pieza que abre el disco y el segundo adelanto presentado por la artista poco más de un mes atrás, da cuenta de un universo musical orgánico y predominantemente acústico, con percusiones, cuerdas, pianos y climas que privilegian los pequeños detalles por sobre la necesidad de llamar la atención sea como sea. En ese sentido, se destaca la mezcla a cargo Julio Berta, ingeniero de grabación de la placa.

Desnuda, el segundo track, transmite algo del espíritu lúdico presente en SMS (debut y despedida de Salvapantallas en formato álbum) pero nuevamente se hace fuerte a partir de un entramado instrumental que le debe mucho a los intérpretes de lujo que estuvieron presentes en la grabación. ¿Quiénes? Entre otros, el pianista Hugo Fattoruso, el baterista Martín Ibarburu, el bajista Gabriel Casacuberta y el percusionista Nicolás Arnicho.

Estas primeras dos canciones incluyen a Santiago Celli en los créditos compositivos y adelantan una constante en la gran mayoría de los temas. A excepción del track que da nombre al álbum, el resto de las composiciones propias presentes en el disco atestiguan las participaciones de Mema, Franco Saglietti y Nico Landa.

En tercer lugar, María rescata el vínculo de Gotusso con la bossa nova y deja otra particularidad. La versión a guitarra y voz es apenas la primera lectura de la canción que aparece en el disco, que se cierra con una versión en formato banda. “Fue el resultado de una indecisión y un capricho de abarcar ambas cosas. En un show en vivo no me da miedo cantar la versión acústica y terminar con la versión en banda, como cuando en una peli y tiran los créditos con la misma canción pero reversionada. Me parecía divertido y no lo pensé, me salió así y lo tuve que respetar”, acota la propia Zoe al respecto.

Luego llega la canción que titula el álbum, con guitarra eléctrica y una estrofa que se abre de a poco a momentos más luminosos, nuevamente vestidos de gala de la mano de los arreglos de cuerda de Alejandro Terán y con un pulso que pide a una banda nutrida para reinterpretarla en futuros conciertos.

Inmediatamente después, Ganas cierra la primera mitad del disco consolidándose como el gran hit de este nuevo repertorio de la cordobesa de la mano de un estribillo que ya suena conocido, como si esta fuera una canción presente en el inconsciente colectivo desde hace mucho.

A su turno, La culpa evidencia aún más esa conexión rioplatense que plantea el álbum con una suerte de candombe disfrazado de canción folk que tiene aires a Jorge Drexler, uno de los mayores referentes de Gotusso (e invitado ilustre en Me conecto, gran hito en la obra de Salvapantallas).

Esa sensación se sostiene naturalmente con la siguiente pieza, una preciosa y desnuda lectura de Amándote, gran clásico de Jaime Roos, otro miembro del Seleccionado Uruguayo de la Canción que se hace presente de una u otra forma en Mi primer día triste. “Juan me propuso hacer un tema de otro y yo al toque respondí, porque también soy una intérprete, he versionado muchas canciones. Y esta canción yo la cantaba mucho al final de los shows de Salvapantallas, sólo con palmas y a capela. Por eso elegí que sea tan despojada. Es una canción que desde chica me toca”, acota Zoe.

El tramo final del disco se abre con El cuerpo, otra postal que crece de a poco hasta desembocar en uno de los estribillos más pregnantes del repertorio. Además de la emocionante interpretación vocal de Gotusso, el ronroco tocado por Diego Mema aporta una textura distinta y al mismo tiempo refuerza la coherencia con el resto de los arreglos y la instrumentación general que presenta el disco.

Antes del cierre con la versión ampliada de María, la penúltima canción sorprende con un planteo cargado de electricidad y pinceladas experimentales. Atravesado por un acordeón de Hugo Fattoruso que va acentuando el ritmo incesante del tema y con pinceladas tangueras, Ya es el punto más heterodoxo del debut solista de Gotusso y muestra, también, su versatilidad como intérprete capaz de adaptarse a diferentes paisajes sonoros.

Quizás hubiera sido el cierre perfecto para el disco, pero la segunda lectura de María aporta un aire de clásico propio de un tema que podría ser un bolero de antaño pero también un gran ejemplo de ese pop alternativo con aires latinos patentado por Café Tacvba.

En definitiva, Mi primer día triste amplía con creces la paleta estilística presente en la obra de Zoe Gotusso y logra mostrarla como lo que es: una de las grandes cantautoras de su generación que está lista para hacerse cargo de su trascendencia en el universo de la canción argentina. Con ayuda magistral en todos los frentes, este debut solista está lejos de sonar a los primeros esbozos de una artista en crecimiento. Por el contrario, es la confirmación que faltaba para que la cordobesa plante bandera en la cima del pop nacional.

 

Zoe Gotusso y su esperado debut solista (Gentileza Fausto Elizalde).
Zoe Gotusso trabajó en Uruguay junto a un seleccionado de prestigiosos artistas (Gentileza Fausto Elizalde).
La tapa de “Mi primer día triste” (Gentileza Sony).