NAFTA debuta en Córdoba a lo grande: “2020 nos garcó bastante, pero a la vez el proyecto creció mucho”
“Es una locura”, dice del otro lado del teléfono Magamo, cantante y principal compositor de NAFTA, banda sensación de la escena pop a nivel nacional que debutará en Córdoba este viernes ni más ni menos que en la Plaza de la Música.
El músico se refiere a la posibilidad de llevar las canciones de su proyecto a salas de la envergadura de la ex-La Vieja Usina a partir de una convocatoria propia que se gestó a partir del éxito de su álbum debut. “Que nuestra primera gira sea tocar ahí, en un lugar con tanta historia, la verdad que nos motiva bastante, nos pone muy contentos y vamos a romperla toda”, anuncia el también integrante de Militantes del Clímax.
Para quien no conozca a NAFTA, el dato puede sorprender. Pero basta bucear un poco en los movimientos del sexteto para entender que este presente de popularidad creciente y millones de reproducciones en plataformas digitales tiene que ver con la propia trayectoria de los miembros del grupo que adaptó a un registro porteño lenguajes propios del soul, el R&B y la música urbano.
“Yo creo que esa trascendencia se debe a todo el trabajo previo que se hizo hasta llegar al disco. Fueron un montón de años, un montón de otros proyectos que nos enseñaron muchas cosas, que nos mostraron caminos por donde ir y por donde no”, explica. “Fue lograr un laburo con mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucho detalle. Y el producto final, que es el disco y la película, ya nos dejó parados en un lugar en el que personalmente sentía que estábamos para dar esos pasos así de grandes”, añade el guitarrista.
“Lo que estábamos ofreciendo lo ameritaba”, sintetiza Magamo, quien da cuenta del camino recorrido por el grupo antes de lanzar su álbum homónimo. Lanzado sobre el tramo final de 2019, ese trabajo apostó por un formato poco común, pero de alto impacto: en YouTube está acompañado por una historia audiovisual que complementa lo que se narra en las canciones.
-¿Cómo piensan el cruce entre la música y las imágenes?
-Siempre es un todo. Vos tenés la música pero la tapa del disco va a determinar la imagen que querés dar, o cómo lo que ponés en notas lo traducís en ese otro mundo. Eso también va construyendo una identidad con los temas, con cómo te manejas con la gente: es un todo global. Con la película también encontramos una nueva forma de contar historias, de narrar. Un híbrido que no es una película pero es más que un disco. Se cuenta una historia entre los temas pero la termina construyendo el espectador a medida que va leyendo la letra, escuchando la canción y mirando la imagen. Nos vuela la cabeza haber encontrado esa especie de lenguaje nuevo y vamos a seguir explorando por ahí un buen rato.
-Las letras generan una identificación muy grande en quien escucha. ¿Cómo llegaron a ese registro?
-Creo que fue algo natural pero también muy laburado. Eso de la identificación pasa por dos puntos clave. Una es el lenguaje que usamos, cómo decimos las cosas, con qué palabras, como romper con ese idioma latinoamericano neutro y decir “estoy acá con vos” y no “estoy aquí contigo”. Y la temática de las canciones son conflictos de la vida común de los que me parece que no se salva nadie. ¿Quién no se va a sentir identificado con una canción que retrata una discusión de pareja? Todos estuvimos ahí alguna vez. O el momento de estar mirando a la persona que te gusta y pensar “no lo puedo creer”. Las temáticas son las de la gente de todos los días, cosas que le pasan a todos.
-¿Sentís que encontraron un lugar propio explorando en géneros como el soul o el R&B?
-Sí, totalmente. Siento que también era el objetivo desde el principio: encontrarle la vuelta a ese género pero también entenderlo y abarcarlo desde nosotros. De hacerlo propio y no de traducirlo. Me solía pasar con cosas parecidas que escuchaba y no me llegaban, me parecían melosas. Es simple, te llega o no te llega. Así que tratamos de encontrarle la vuelta de por qué no pasaba eso y qué había que cambiar.
2020
“Fue una cagada. El disco estaba recién salido del horno y queríamos tocarlo por todos lados. Pero debido al aislamiento, la gente encerrada en las casas empezó a consumir arte. NAFTA creció mucho en la cuarentena por esto”, reflexiona Magamo sobre un año en el que su banda prácticamente no se juntó a ensayar, aunque eso no impidió que sus números siguieran creciendo de la mano de un disco bendecido por el algoritmo de las plataformas digitales y también por un boca-en-boca que multiplicó su audiencia cautiva.
Administrado de manera autogestiva, el grupo decidió no hacer caso a las presiones externas y optó por no esperar antes que caer en la tentación del streaming. “Cada producción que hacés requiere un montón de esfuerzo, energía y plata. Si a vos no te convence desde el principio, porque lo hagan los demás no significa que lo tengas que hacer”, explica el cantante.
“Por el virus, muchos estuvieron recluidos con pacientes de riesgo, o por temas de asma, y no no nos pudimos ni juntar. Lo del acústico fue una excepción”, añade sobre Vivo en el sillón, un exquisito audiovisual que incluye tres versiones acústicas interpretadas con apenas una guitarra y tres voces. Y una lluvia de fondo.
-¿Cómo fue volver a tocar luego de un año de parate?
-Volvimos a ensayar y a tocar en 2021. 2020 nos garcó bastante, pero a la vez el proyecto creció mucho y lo que pasa ahora es que estamos saliendo a presentar el disco pero con un año en el que la gente lo recontra escuchó. Es medio raro, parece un poco viejo pero no. Pero tenemos ganas de que la gente nos vea tocando y “haciendo” esas canciones en vivo, con esa magia. El primer recital que tuvimos, en el Hipódromo de Palermo, fue ir de cero a mil en un segundo. De repente salimos y había gente hasta atrás de todo. De estar un año encerrados mirando al techo a activar eso, que le tenés que poner un montón de pilas. También está el tema de los turnos, que por cuestiones de capacidad tenés que hacer dos funciones, y tenés que salir a dejarlo todo pero guardar un resto para la otra. Es raro. Tampoco va a ser para siempre esto, está buena la experiencia.
-En esta época hay una exigencia cada vez mayor para sacar material nuevo todo el tiempo. ¿Hasta qué punto los condiciona?
-Yo creo que eso pasa por una cuestión de tiempos que se manejan en la escena. Esta cosa de la era del single: hago un tema, lo saco, veo cómo me va. La gente quiere cosas nuevas todo el tiempo, si entrás en esa te empezás a volver loco. Adaptarte a tiempos que alguien establece termina jugando en contra. Siento que hay un poco de presión en cuanto a los tiempos, a la novedad, que todo tiene que salir. Yo personalmente trato de que no me afecta. Te piden un tema nuevo, y si sacás un tema de mierda les va a parecer una mierda por más que salga rápido. Prefiero tardar más tiempo y que esté buenísimo que apurarme y sacar una cagada.
Para ir
NAFTA se presenta este viernes 19 desde las 21 en la Plaza de la Música (Costanera y Mendoza). Entradas en venta desde $ 800 (más cargo por servicio) a través de Edén entradas.